LLUVIA DE ABRIL
I
Ha vuelto la lluvia, muchacha.
Ha vuelto en la noche, de pronto,
con su capotita pesada de niebla
y un broche de hielo prendido en su gorro.
Perfumada de aromas silvestres
como tú, cuando vuelves del corro
de la plaza con árboles viejos,
estatuas antiguas y gárrulos, tordos.
Como tú ha llegado la lluvia temprana
con inquietos dedos palpándolo todo,
quebrando, traviesa, los vidrios del aire,
rasgando, cortinas, forzando cerrojos.
Y el friecillo que trae, perverso,
y el olor. que despierta, sabroso,
desde el alto brocal de la noche
llaman a la sangre que duerme en el fondo.
II
Has venido en abril, lluvia buena.
Corres como ella, feliz, en arroyos
infantiles, que huelen a savia
y que cubren de brotes los troncos.
Y también, como ella, en silencio
te irás una tarde. Violetas y rojos
quemarán tus sandalias de brisa
y tus inocentes velos vaporosos.
El sol de los cerros, agrario y antiguo,
sobre los terrones grises del rastrojo,
irá calcinando tu rosa de agua
y un par de alas fúlgidas prenderá en tus hombros.
Hector Guillermo Vilalobos
Venezuela.
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