Biografía.
Rosa Margarita González Trujillo. Nació en Maiquetía
Departamento Vargas (ahora Estado Vargas) el 26 de septiembre de 1913. Estudió
con las hermanas del San José de Tarbes, donde se graduó de bachiller. Su
ilusión fue ser médico.
A la muerte prematura (37 años de su padre Manuel González
Pérez, un acaudalado comerciante capitalino, su madre doña Carmen Margarita
Trujillo de González (misia Carmen, como la llamaban sus allegados), decidió
irse a vivir a Los Teques. Siguió estudiando, lo que se podía en la capital
mirandina de principios del siglo XX.
Se graduó en los cursos de extensión universitaria de
Administración de Personal. Trabajó más de cuarenta años en el Ministerio del
Trabajo e INCRET. Recibió la condecoración Mérito al Trabajo en segunda y
primera clase. Fue de las primeras en ser considerada empleada de carrera
administrativa.
Aprendió a querer la naturaleza en una quinta ubicada en la
calle Roscio de Los Teques de amplios jardines, árboles frutales y la
inspiradora niebla de las madrugadas y los atardeceres. Luego la parte que
heredó de su madre se la entregó a la Congregación del Divino Maestro, quienes regentan
en Los Teques El Colegio Sagrado Corazón de Jesús, totalmente gratuito hasta el
bachillerato, cosa que a ella le impresionó notablemente.
Cultiva el vicio de leer, hasta hoy, y así se forma
autodidacta. Por eso dice que la lectura en sabiduría.
Hoy al cumplir sus 93 años, dice haber cumplido las metas de
su vida. “Tener un hijo, sembrar un árbol y escribir un libro y esta es una
prueba, ¡gracias a Dios!”.
Con un lenguaje nítido, espontáneo, exacto y una alternativa
de formas narrativas, caracterizan los relatos que integran este poemario. Se
trata de una escritura expresada en tonos nostálgicos, melancólicos complementados
con cierta aprehensión de una leve esperanza que no logra captar en su precisa
dimensión, en la que el lenguaje más que un medio de comunicación, es un
instrumento sugerente de actos y situaciones internas. En su conjunto, el
poemario presenta una doble posibilidad: la autora trata de elaborar
narraciones alusivas a ciertos aspectos de su vida y simultáneamente quiere
exteriorizar parte de su propia experiencia vital.
Busquedad
Que mañana tan triste de color diluido,
se esparce la amargura de los hombre
por la infatigable búsqueda de nombres
que mañana tan Fría de dolor y de olvido.
¿Hay otoño, invierno o silencio dormido?
trajinamos por la vida como errantes seres
y absorbemos de las almas sus amarguras
por no haber encontrado lo que han querido.
Perseguimos el misterio de lo desconocido,
en el enigmático porque de la existencia,
descubrir la causa de sufrir por haber nacido.
Y en el oblicuo laberinto del pensamiento,
trazamos el pro y el contra, y su resultado,
la ansiedad de lograr lo que no hemos comprendido.
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Canción de invierno
La brisa está expresando
con su retumbar lejano,
de tormentas de hielo
que ruge y que silba
desde el infinito
y en el cielo de limpidez
de un color zafiro
se escuchen arpegios
de un crudo invierno,
cantos celestiales
donde la bienvenida
a los seres que han muerto
y que el invierno se lleva.
Se escucha aletear
de las aves con frío
se queman los árboles,
se congelan las flores
y mustias se tornan;
su perfume se escapa
con la helada brisa
de este crudo invierno.
Las aves se escapan
en buscar de calor
de amor y de nido.
La naturaleza se siente
aterrada con la frialdad
que hoy la azota,
y mueren los seres de frío
las almas sienten congoja
con la helada tragedia
que al mundo cobija.
En el globo terrestre
el invierno está crudo
y muchas son las almas
que a otros mundos se han ido
y han quedado para siempre
en la eterna frialdad
de una dolorosa muerte.
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Canto al amor
Llegaste a mí,
como la brisa,
a través del follaje.
Con un lenguaje sutil,
en murmullo de fuente
y susurro de la brisa
entre el follaje.
Fina sorpresa
del destino:
Llegaste a mí
inesperadamente.
Y hoy, tu presencia
se hizo perenne
en mi existencia.
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Capricho
Tienes cual una rosa
toda su hermosura,
dientes de perlas
con su blancura.
Ojos que brillan
con luz de aurora,
voz armoniosa y soñadora.
Tú eres la dicha
tu la ternura,
tus labios grana
son la dulzura.
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Soneto a las flores
Son las flores un lindo pentagrama
con escala de colorido musical
que tiene vigencia universal,
con la presencia de sus ganas.
Al ambiente lo saturan de su aroma
Que se eleva al espacio sideral
formando una imagen virginal,
con su tul de la bruma que asoma.
De reflejos de sol, emerge la expresión,
de la escala musical de las flores
para ejecutar su canción de colores.
De su cáliz surge la armonía,
que embellece y despierta alegría,
en la primavera de amor de las flores.
II
Murmuraban silencio la sombra de una flor,
en la noctámbula oscuridad de la noche,
sin encontrar en el jardín un reproche,
por su presencia embriagante de olor.
Parpadeaban las estrellas con aire de dolor,
y la alegría de las flores era todo derroche,
ante la espectral quietud de la noche,
que esperaba de la mañana su albor.
Los jazmines se tejían en madeja de flor,
y la tierra esparcía sugerente olor,
al caer en gotas el llanto del rocío.
Entre las flores no existe envidia,
siempre bellas y fragantes inspirando amor,
y brindando al ambiente su perfume y color.
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Soneto al Amor
Suena en el espacio la dulce danza
que da armonía a las flores en la pradera,
y embriaga con su aroma de primavera
engalanada con su gama de la esperanza.
El misterio del amor su flecha lanza
sobre las bellas flores de enredadera
que son más hermosas en primavera
junto a su manto de la esperanza.
El amor es vida de primavera,
es una linda frase si es verdadera
que nos abre caminos con esperanza.
Sublime flechazo el amor nos lanza,
cuando en nosotros vibra la firmeza
y actuamos con sinceridad y entereza.