Tu voz toca mi ventana
al amanecer…
al amanecer…
Encuentro el ejemplo
en luz que irradia el nuevo día…
en luz que irradia el nuevo día…
Busco fortaleza en ti…
para crecer en digno caminar.
para crecer en digno caminar.
Recuerdos acortan distancias.
Hilos adornan tu cabello y
alumbran mis horas.
alumbran mis horas.
Eres bendición y añoranza
de tiempos que regresan
en suspiros e ilusiones…
de tiempos que regresan
en suspiros e ilusiones…
Los días se antojan en segundos,
miedo de existir,
sin tu mano.
miedo de existir,
sin tu mano.
Sabiduría y recuerdos
no olvidados,
besan la ola
que arropó mi cuerpo.
no olvidados,
besan la ola
que arropó mi cuerpo.
El sol resplandece
como el día
que me enseñaste a descifrarlo.
como el día
que me enseñaste a descifrarlo.
Padre, estás… junto a mí.
Enderezo mi cabeza,
al sentir el orgullo de tenerte
y decir
sí puedo…
tengo amigos, amores…
Pesares y alegrías.
al sentir el orgullo de tenerte
y decir
sí puedo…
tengo amigos, amores…
Pesares y alegrías.
Tu dignidad es la mía.
Gracias Padre,
por estar siempre.
por estar siempre.
Judith Villamediana
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RECADO
PARA EL AUSENTE
Padre: ven a mi lado.
Vístete de blanco,
como solías hacerlo por las tardes.
como solías hacerlo por las tardes.
Duerme cada una de tus
cejas,
al lado de los sueños.
al lado de los sueños.
Hay una lámpara que me dice
que allí estás.
No me dejes afuera, padre.
Da mucha soledad. Da mucho
frío.
He venido desde lejos. Desde
lejos.
Todo me duele por este
camino largo
donde el viento,
donde el viento,
Otra vez el viento,
azotaba las nubes, echaba a volar las ramas,
rizaba el agua, de pronto se elevaba,
y caía como un golpe terrible sobre el mar.
azotaba las nubes, echaba a volar las ramas,
rizaba el agua, de pronto se elevaba,
y caía como un golpe terrible sobre el mar.
Ahora no sé sí empezar otra
vez,
o terminar lo poco que me queda.
o terminar lo poco que me queda.
Bien poco, padre.
Sólo mi rebeldía.
El último acto.
En el que se pone uno la
mano sobre el pecho
y llama, con toda su fuerza,
como desenterrando muertos
y sentándolos de frente.
y llama, con toda su fuerza,
como desenterrando muertos
y sentándolos de frente.
Por eso, padre, buscaré cara
por cara.
Tristeza por tristeza.
Hasta tocar tus huesos.
Aún cuando me digan que, al
final,
tampoco allí estarás.
tampoco allí estarás.
Marcos Ramírez Murzi
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MUERE MI PADRE
Me acuerdo claramente
del día en que mi padre
dijo que iba a morir,
como si se tratara
de comprarse otra ropa,
de hacerse otro destino,
de aprender otro idioma.
del día en que mi padre
dijo que iba a morir,
como si se tratara
de comprarse otra ropa,
de hacerse otro destino,
de aprender otro idioma.
El sentía que el cuerpo
amarillo de los condimentos
en la puerta de la cocina,
quedaría recostado
que el aroma de la ropa recién planchada
continuaría en su sitio,
como el crujido del país,
o el brillo de los cuchillos
en la burda alacena
con flores de caoba,
donde guardábamos el mantel
como un ángel cansado.
en la puerta de la cocina,
quedaría recostado
que el aroma de la ropa recién planchada
continuaría en su sitio,
como el crujido del país,
o el brillo de los cuchillos
en la burda alacena
con flores de caoba,
donde guardábamos el mantel
como un ángel cansado.
Pero nada de esto podía
detenerlo.
Recuerdo claramente
que mi padre dijo que iba a morir,
como si hablara de irse para otra ciudad.
que mi padre dijo que iba a morir,
como si hablara de irse para otra ciudad.
Carlos Gottberg
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