sábado, 29 de noviembre de 2014

POESIA EN NAVIDAD

RETABLO DE VILLANCICOS


I

A Belén del Oriente
bajó un Querube
en el esquife tierno
de alguna nube.

Se entibiaba la lana
de los corderos.
Cantaban los pastores
y los jilgueros.

En trinos y más trinos
los ruiseñores
pregonaban al mundo
días mejores.

II

Las mil Dominaciones
maravillosas
daban todas a dúo
notas preciosas.

Entonaban Corales
los Serafines,
afinando las alas
como violines.

Y cantaban los Coros
tan delicioso,
que nunca un Nacimiento
fue tan gozoso.

III

Mugía el buey bramando
como un coloso
que jamás su trabajo
fue tan sabroso.

No ser toro de casta,
¡Qué cosa buena!
ni derramarse en sangre
sobre la arena.

Y cambiaba el tormento
de no ser bello
por calentar al Niño
con el resuello.


Dora Castellanos
Colombia.

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VILLANCICO NAVIDEÑO

Suenan las campanas
de la Navidad,
con el dolor son
de felicidad.

Escuchemos siempre
ese santo son,
que nos habla amante
de la salvación.

Jesucristo Niño
el divino Don,
nos mira con gracia
y santa compasión.

Felisa Perez Marcio
España.

POEMA DE SAN JUAN PABLO II











La poesía es la música del alma hecha caracteres.

San Juan Pablo II.





LA CANTERA

I

EL MATERIAL

1.
Escucha el ruido de los martillos y su cadencia
monótona;
lo hago resonar en los hombres
para medir la fuerza de los golpes.
Escucha la corriente eléctrica
que se distiende como un río de piedra.
Un pensamiento se afirma en mí con mayor fuerza:
la grandeza del trabajo está en el hombre.

A la mano dura, agrietada,
el martillo de algún modo la refuerza
y en la piedra se resuelve de otra forma el pensamiento
cuando la energía del hombre,
separándose de la fuerza de la piedra,
parte, en el sitio preciso, la arteria plena de sangre.

Mira, como el amor se alimenta
de una cólera profunda.
Ella se desliza en el aliento de los hombres,
como río movido por el viento.
Río inefable, que rompe las más duras cuerdas vocales.

Y los transeúntes huyen a refugiarse tras las puertas
y algunos susurra con respeto: “¡Cuánta fuerza hay en
    ello!”
No temáis. Las cosas humanas tienen amplias riberas.
No se les puede contener por largo tiempo
dentro de un canal angosto.
No temáis. Todas esas cosas desde hace siglos
están en Aquel que se revela
a través del ruido igual de los martillos.

2.
Bloques de piedra unidos: el hilo de baja tensión
corta profundamente su carne, como látigo invisible.
Las piedras conocen ya esa violencia
Cuando un soplo intangible talla
su tan antigua cohesión,
arrancándolas a su eternidad elemental,
las piedras saben ya de esa violencia.
Sin embargo la corriente sola no abolería su potencia,
sin aquel que tiene esta fuerza entre sus manos:
el obrero.

3.
Las manos son el paisaje del corazón.
Pero a veces se parten en pedazos
con barrancos cavados por una fuerza imprecisa.
Esas manos el hombre no las abre de nuevo
sino hasta que se hayan cansado de trabajar.
Y las mira: gracias a él irán en paz hacia otros hombres.
Las manos son un paisaje. Cuando se parten,
la pena mana de sus llagas, como un torrente liberado.
Pero el hombre no piensa en el dolor.
El dolor no tiene grandeza por sí mismo,
y su verdadera dignidad, no puede él definirla.

4.
No, no son sólo las manos
Las que asestan el golpe del martillo,
ni el torso henchido, ni los músculos tensos,
sino el pensamiento quien modela su obra,
profundo, y que se anuda en arrugas sobre la frente
y une hombros y venas sobre la cabeza
como una bóveda de ojivas.

5.
Así, por un instante, se convierte él en edificio gótico,
que atraviesa la vertical del pensamiento y de los ojos.
Y se vuelve no solamente un perfil,
no sólo una simple silueta entre la piedra y Dios,
condenado a la grandeza y al error.


lunes, 24 de noviembre de 2014

POEMA DE SALOME MOLINA LOPEZ























Mágico otoño
de tonos imposibles;
anárquica gravedad
fuera del tiempo,
se desinflan los sueños
y nacen otros.

Mágico otoño
de tonalidades ocres,
de sonidos huecos.
Humedad en el paisaje.
La lluvia
Crea una cortina
de incertidumbres en los sueños.

Ruge la tormenta
sobre un cielo plomizo.
Al este
se reúnen las sombras;
brilla una gota
sobre una hoja de almendro.
En mitad de la nada
amenaza el invierno.

Salomé Molina López
España.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

POEMA AL VENERABLE DR. JOSE GREGORIO HERNANDEZ
















¡SANTIDAD!

Vida infinita…..
inicia su Santidad.
Entrega, vocación,
discípulo, al bien de los pobres.
Servicio a la Humanidad.
Amor al enfermo…..
sana con devoción, orar
para crecer el espíritu.
Alma cristalina
caminar pausado
mirada de sabiduría.
JOSÉ GREGORIO
una vida santa,
sacrificio, devoción inmensurable.
Lleno de fé
salvador de almas
 Dios está en él.
Regresa a las calles
donde dejó su vida….
para irse al huerto soñado,
da luz y
misericordia
a su Patria…

Judith Villamediana
Venezuela

sábado, 15 de noviembre de 2014

HOJAS DE OCTUBRE
































(Fragmentos)

Hojas de Octubre, último libro del ensayista y poeta dominicano Franklin Gutiérrez, se emerge en la jaula de la conciencia. El equilibrio de la palabra en la balanza no deja de estar presente. Para el poeta no existe tal inspiración sino en proceso de saber crear concienzudamente.

El libro consta de cincuenta páginas. Cuatro partes con diversidad y enfoque gnósticamente elaborada. Por esas letras corre esa sustancia de indio americano, que le hace transgredir el círculo que lo identifica de una sola nación para convertirlo en una línea recta que alcance y especule las situaciones de los países cuya historia lo hermanan al suyo. En Hojas de Octubre, Latinoamérica esta presente, tanto en el texto como en la preocupación del léxico:

Allí accionas cada tecla
con el murmullo que te producirán
las almejas al fuego,
los camarones enchilados
por el calcinado trayecto de
                        “Las Américas”

…No habrá posible agonía
para tu amplio caminar
porque no morirán las horas
ni el polen
ni el coctero
ni el quetzal…


(Elbario Pág. 35, 36 – 37)
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Aún pasado muchos años
abril desconocía tu presencia
porque no tuviste tiempo de avisarle…

…en ese ir y venir de miradas inciertas
conociste un octubre florescente,
azucarado,
en octubre de amor amorizado…

(Hojas de Octubre Pág. 11, 12)
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Y lanzaré sobre ti
cada nueve de diciembre
un dulce canto de cuatro de enero
para que en enero veinticinco…

(Elbario Pág. 36)
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Ya octubre transita sonrientemente
para pertenecerte eternamente…

Porque el amor
además de amor
es también una permanente
                                                           guerra.

(Hojas de Octubre Pág. 13)

Franklin Gutiérrez
República Dominicana.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

JUAN CRISTOBAL NAPOLES FAJARDO (CUBA 1829 - 1861) POR CARLOS TAMAYO RODRIGUEZ

































A DIOS

Cuando fijo el cielo una mirada
y admiro en el zenit resplandeciente,
esa nube de fuego refulgente
que la creación bendice anonadada;

Cuando en la noche lóbrega y callada
aparece la luna por Oriente,
y oigo el rumor continuo del ambiente,
y el ruido natural de la cascada;
cuando el bóreas se agita con violencia
y azota al litoral el mar profundo
¿quién dudará, Señor, de tu existencia?

Yo inclino la cerviz meditabundo
y admirando, gran Dios, tu omnipotencia,
me olvido de los hombres y del mundo.



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EL AZUCAR BLANCO
(Fragmento)

Canto apologético

Colmado de alegría
y en estilo jovial, sencillo t franco
la voz alzo este día,
y al pobre son de la bandurria mía
canto la gloria del azúcar blanco.

Yo canto esa sustancia
de brillo hermoso, de sabor tan grato,
porque sin repugnancia
siempre la vi desde mi tierna infancia
de mi redonda mes junto al plato.

Causa de mis placeres
siempre la azúcar fue donde he morado:
por eso las mujeres
cuando apoyaba yo sus pareceres
me llamaban galán almibarado.

Entre ellas con despejo,
sin derrochar y sin perder la chola,
fue dulce mi manejo,
y ahora, señores, aunque no soy viejo,
almibarado soy para una sola.

No es la azúcar por cierto
comida solo del potente fúcar,
porque muy bien advierto
que el jornalero y el gañán experto
y el guajiro infeliz, comen azúcar.

De azúcar se pertrechan
el ciego, el jorobado, el cojo y manco,
ninguno la desechan,
y los niños en Cuba se despechan
con el brillante y dulce azúcar blanco.

El mísero africano
a quien amaga porvenir mezquino
y se lamenta en vano,
bajo el vino fulgor del sol cubano,
endulza con azúcar su destino.




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Sin los blancos terrones
no hubiera en Cuba tantos opulentos,
ni de extrañas naciones
acudieran cien mil embarcaciones
contrastando la fuerza de los vientos.

De las tierras lejanas
no acuden ¡vive Dios! los extranjeros
a ver nuestras sábanas
ni a contemplar las verdes palmas-canas,
ni (a) admirar los esbeltos cocoteros.

Del uno y otro polo,
-y me atrevo a jurarlo por San Lúcar
O por el grande Apolo-
a las playas de Cuba vienen sólo
por sabrosas nuestro brillante azúcar.

En ese tono de jácara, de guángara, podía el bardo incluir, con disimulo, el lamento esclavo:

Por eso yo la ensalzo
al pobre son de la bandurria mía,
yo su valor realza,
y prefiero más bien andar descalzo
que dejar de comerla un solo día.

El mísero africano
a quien amaga porvenir mezquino
y se lamenta en vano,
bajo el vivo fulgor del sol cubano
endulza con azúcar su destino.

No es la azúcar por cierto
comida sólo del potente fúcar,
porque muy bien advierto
que el jornalero y el gañán experto
y el guajiro infeliz, comen azúcar.