sábado, 21 de mayo de 2011

POEMAS DE JUAN MARTIN ECHEVERRIA

ESCRITURA


Numerosos golpes bien encajados
uno que otro grito
y una rosa


unas ganas inmensas de explicarme
y un balance insatisfecho


lucidez
ternura
y una sagrada indignación me guían


todo


conforma necesariamente el poema

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POEMA QUE SE ACOMPAÑA


era un hombre
que vigilaba tanto a su sombra
que en las noches
se acostaba con ella
la abrazaba estrechamente
y no cerraba los ojos
en una mezcla de celos
y miedo a perderla


aunque fuera por un solo instante

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POEMA EN SOLITARIO

un lugar triste
oscuro
sucio
miserable


que el amor volvía


terriblemente
bello


por un instante


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POEMA HACIA ARRIBA Y HACIA ABAJO


mientras
tú gritas
cielo


yo
grito
tierra


en ese escenario
parecía irreal


un resumen de ternura y grito

*Del Libro: Balada para ternura y grito
Editorial Contemporánea. Colección poesía.
Año 1982.

martes, 3 de mayo de 2011

LA NIÑA DEL CABELLO VERDE

Autosugestión, sueños, esperanza,
verde de tu cabello hasta lo absurdo.
Todo en ti evoca el mar:
Tus palabras, tus ojos, tu sonrisa,
tu afán de cabalgar los hipocampos
y deshojar la Rosa de los Vientos,
entre la tempestad, en la tormenta,
más allá de los ignoto.
Yo apenas supervivo del naufragio
y sueño con tu amor,
en otra latitud, bajo otro cielo,
sin brújula, sin ancla, sin amarras.
Absorto en la contemplación de los abismos
siderales, terrestres, oceánicos.
Reflexiono... pienso con el cerebro y con el alma.
¿El corazón? Es un reloj sin ritmo.
¡La Gaviota! Todavía persigo una gaviota.
Amanece de pronto sobre el mundo
y estoy solo de nuevo con tu imagen,
saturado de sal y de amargura.
Te recuerdo, al margen del dolor y la distancia.
Tu voz habla de cosas que no escucho,
que no quiero entender, que ya no existen.
Anochece de pronto sobre el mundo
y el mar viene a decirme que no cante.
Enmudezco... toda la vida guardaré silencio.
Y tú, mi niña del cabello verde,
volverás a espolear los hipocampos,
sepultarás mis sueños en la arena,
y en holocausto, dejarán tus manos
una estrella de mar sobre mi tumba.

SERGIO CHAPMAN PETITT

EL ÁNGEL AZUL

Ese cielo. Este mar. Aquella noche.
El azul más allá de tus pupilas.
La expresión de tu boca indefinible.
Y el dolor infinito del recuerdo...
¿Ficción o realidad?
Una mirada. ¡Una mirada para mí no basta!
Y siento miedo al pronunciar tu nombre.
Yo abismé mi pasión en otros ojos.
Yo puse fuego mío en otras bocas.
Yo estuve prisionero en otros brazos.
Y ahora sólo tengo una tristeza
que se tiñe de azul cuando te amo.
Ängel Azul: ¿Por qué no me abandonas?
¿Por qué no desandar este camino
donde murió la fe sin dejar huellas?
Déjame perseguirte entre las brumas.
Déjame verte con mis ojos ciegos.
Déjame oír tu voz en el silencio.
Déjame acariciarte en la distancia.
Sin amor. Sin nostalgia. Sin deseo.
Rompamos para siempre las amarras,
las redes y los hilos transitorios
o eternos que nos unen.
Ofrenda tu pasión a quien no te ame.
O a quien te quiera como nadie quiso.
Pide al cielo y al mar nubes y espumas.
¡Ama, existe, vive, canta!
Y dile al tiempo que lo borre todo.
Todo el azul de tantas ilusiones.
¡No más azul! ¡No más azul celeste,
ni fluvia, ni marino, ni nocturno!
Sólo la luz...
Para borrar del tiempo tu imagen
y tu nombre.
Y mañana. Mañana. Tal vez nunca.
Cuando el rostro de Dios se haga visible.
Ángel Azul: Si vienes a buscarme,
encontraré un rescoldo en las cenizas
y encenderé la última esperanza.

SERGIO CHAPMAN PETITT