jueves, 12 de diciembre de 2013

ORLANDO MATERAN ALFONZO Y SU OBRA CREATIVA




El poeta, escritor, pintor, ensayista, crítico artístico y comunicador social Orlando Materán Alfonzo, nació en la Parroquia Altagracia, Caracas, Venezuela, 1942. Desde muy joven, ha venido incursionando en el campo literario con una perseverante permanencia y continuidad impresionante.

Ha colaborado con diversos periódicos y revistas tanto de Venezuela y el exterior.

Orlando Materán Alfonzo ha sido fundador de AVEJ (Asociación Venezolana de Escritores Jóvenes) y director de “CICLO ENE”. Por igual, es el creador de las ediciones literarias del grupo de Escritores de Venezuela y su director. Miembro de la Asociación de Escritores Venezolanos (A.E.V), 1967. Miembro fundador del Circulo de Escritores de Venezuela, 1990. Coordinador General de la Gaceta Cultural Equinoccio. (Órgano de la Agrupación antes mencionada). Secretario General del Instituto de Previsión Social del Escritor, 1986. Diploma al mérito de la Fraternidad Ecuatoriana Venezolana, 1969. Profesor Honoris  Causa de la Academia St. Lukas. Gildemkamer, Alemania.

Ha publicado los libros que a continuación mencionamos:

Poemario a mi madre (1962); Sonetos para recordar (1964); Homenajes (1967);  Los pasos del tiempo (1968); Poesía 75 (1975); Entre dos silencios (1976); Ese sol que me asesina (1978), Presencia de Bolívar en la Poesía (2003) y Color de Aconteceres (1980). Por cierto, esta obra ha sido traducida al francés, italiano, inglés y portugués por reconocidos intelectuales, como Henri de Lescoët, personaje de leyenda y académico francés, quien fue distinguido con el grado de Chevalier de la Legión de Honor. La Academia UniversalLa Crisálida”, con sede en Catania, Italia, premió a Materán Alfonzo en 1992, con la gran medalla de Oro Agatina Finocchiaro, por su destacada labor en la difusión y apoyo a los intelectuales de Venezuela en el extranjero por sus creaciones literarias y constantes tareas periodísticas.

Orlando Materán Alfonzo recibió a su vez, el Premio “Mater Italia”; concedido por el Conde Giuseppe Radino y la Condesa Angela Coccimano en 1993, a petición de varios países. Sus obras pictóricas han sido reconocidas y elogiadas por especialista de arte y periodismo de Colombia, España, Francia, Canadá, Estados Unidos de Norteamérica, donde igualmente figuran obras del eximio artista Materán Alfonzo.

Modesto Vargas López

(Poeta, Escritor, Crítico Literario y Artístico, Comunicador Social)




COLOR DE ACONTECERES


El odio crece
como la hierba
y en las noches más oscuras
toma color de aconteceres,
¡ay! de este odio
que tambien ha visto la luz
y se nutre
y vive.

Los rostros se desfiguran
Algunos hombres desaparecen
Bajo el zarpazo cobarde
De las fieras,
Ocultas quizás
Tras un lujoso escritorio,
Donde un cigarrillo excita los nervios
Y la pluma escribe nombres
Con color a sentencias.

Ahora,
A través de todos los tiempos,
Hemos querido ser dioses
Con palabras mal construidas,
Con hechos
Que hasta los mismos dioses abominan.

Palabras y hechos
Que sólo hieden
A muerte,
A dolor,
A miseria.

¡Ay! De tantas palabras
y de tantos niños huérfanos,
seres sin hogar,
hombres con harapos
y licor amargo en los labios.

¡Ay! De tantos hechos
que sólo han traído guerras,
que solo han sembrado desolación y miseria.
y nos atrevemos todavía
a pregonar la paz,
a crear lugares donde hombres y mujeres
con legajos bajo el brazo,
con papeles y más papeles,
repletas de palabras,
entre el humo de un cigarrillo
y el sorbo de un whisky,
discurren sobre el vendernos,
discurren sobre el cambiarnos,
se atreven a declarar la guerra
y a firmar tratados de paz.

¡Humanos!...

¡Hombres!...

¡Dioses!... desde el principio de los siglos.

Dónde está la palabra
que acabe con tanto odio,
con la guerra
con la miseria,
con los que beben;
porque quien sabe que males corroe su cuerpo
y con el zarpazo de las fieras
que ocultas bajo el traje
que se lleva en sociedad,
sentencian a muerte,
y con aquel que promete
sin cumplir jamás?

¿Dónde… dónde está esa palabra?
tu y yo
desde el principio de los siglos
hemos querido la paz,
y la hemos tejido con sangre
y la hemos bordado con la piel
de tantos que han muerto.

Cuando olvidemos
un poco o algo de nosotros,
cuando dejemos de ser fieras,
de mirarnos como nos miramos,
quizás venga la paz entre los humanos.

Porque ahora
sólo color de aconteceres,
rostros desfigurados,
me parece ver siempre sin poder evitarlo.

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