(imagen sacado de internet)
NOCHE NUEVA
a los niños de mi pueblo.
Media noche
de las entrañas de la vieja torre
surgen las doce campanadas
con una mezcla dolorosa
de tristeza y de alegría.
Son las doce...
las agujas del reloj se besan
marcando el comienzo
de una nueva jornada.
Noche nueva
pincelazo de alegría
retazo de esperanza.
Mis niños tristes macilentos y sucios,
vestidos con harapos,
están alegres, como los otros niños,
de caras risueñas y cuerpos robustos,
con trajes de seda y con juguetes nuevos.
Noche nueva
noche alegre
en la casona señorial
de grandes ventanales
con cortinas de seda
y luces de colores.
Noche nueva
noche triste
en mi casucha inmunda
nacida al pie del cerro,
de paredes de tablas
con ventanas de angustias
y cortinas de penas.
Noche nueva,
otra noche, más alegre y más triste
que todas las noches.
Sobre mi tosca mesa esta la cena,
que no pueden comer los poderosos,
porque esta amasada
con sudor de mi cuerpo
y llanto de mis hijos.
Las sirenas de los barcos en el puerto,
rasgan las entrañas de la noche nueva,
mientras mis niños tristes,
cenan alegres, como los otros niños.
Yo quisiera ver la noche nueva del futuro
donde mis hijos tristes,
canten alegres
como los otros hijos.
Donde todas las casas
tengan luz de esperanza.
Donde pueda mi humilde humanidad
mezclarse sin distingos
junto a otra humanidad.
Donde todos
de brazos por las calles
en loca algarabía
marchemos entonando un solo canto
a un mundo mejor.
Alfredo Ugarte
(Historiador, periodista y poeta)
Enero. Año 1952.
La Guaira. Venezuela.
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