LA MUERTE DE LA PRIMAVERA
Escuché en silencio
el canto doloroso de los pájaros azules.
el canto doloroso de los pájaros azules.
Mi sangre
entristecida
de tanta muerte
golpeó mis sienes…
entristecida
de tanta muerte
golpeó mis sienes…
En el comienzo
de una primavera arrugada y dolorosa
una primavera
con las manos temblorosas
una gris y torpe
primavera envejecida.
de una primavera arrugada y dolorosa
una primavera
con las manos temblorosas
una gris y torpe
primavera envejecida.
Me pregunté sobre el color de la
tarde
- No obtuve respuesta
- No obtuve respuesta
Los árboles no estaban trajeados
con su acostumbrado festival de colores
con su acostumbrado festival de colores
La gente caminaba con los ojos
silenciosos
y sus manos no ofrecían esperanzas
y sus manos no ofrecían esperanzas
Entonces – dejé caer mis brazos –
y pensé – Comienza tal vez una última primavera
y pensé – Comienza tal vez una última primavera
Mañana los árboles morirán!
De los ríos sólo, quedará el
recuerdo y esa palabra
Primavera ¡ - Será borrada de
nuestra historia!
Porque empiezo a creer
que el hombre es su propio asesino!
que el hombre es su propio asesino!
Enrique Meier E.
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BAJO EL SIGNO DE LA MUERTE
He andado
grabando mis huellas
en los portales
arrastrando
esta manera de vivir
con la espalda doblada
ante este mundo convulsionado
grabando mis huellas
en los portales
arrastrando
esta manera de vivir
con la espalda doblada
ante este mundo convulsionado
He dejado
en los cuchillos fraticidas
de los que afirman ser mis enemigos
el valor ancestral de mi pasado absurdo
para refugiarme
en la amplia sonrisa
bajo el signo de la muerte
en los cuchillos fraticidas
de los que afirman ser mis enemigos
el valor ancestral de mi pasado absurdo
para refugiarme
en la amplia sonrisa
bajo el signo de la muerte
Pasando
sobre cadáveres dispersos
enfrentándome a jaurías abominables
cuyas fauces destilan odios
voy despojándome
de esta investidura consuetudinaria
que me agobia desde que nací
sobre cadáveres dispersos
enfrentándome a jaurías abominables
cuyas fauces destilan odios
voy despojándome
de esta investidura consuetudinaria
que me agobia desde que nací
Quise continuar
pero la escena ingenua de dos aves
alimentando a sus polluelos
en un estrecho nido
contuvo mis pasos
un hálito intermitente de esperanza
me detiene
y aún incrédulo
y ensimismado
pienso
que todavía
el mundo puede salvarse
pero la escena ingenua de dos aves
alimentando a sus polluelos
en un estrecho nido
contuvo mis pasos
un hálito intermitente de esperanza
me detiene
y aún incrédulo
y ensimismado
pienso
que todavía
el mundo puede salvarse
Héctor Rafael Gómez.
Nació en Lara.
Venezuela. Ha
publicado
2 poemarios. Es
miembro del GEV.
De: Revista GALAXIA
71.
Año
VII – (2ª etapa) Nº 1.
Mes
de Junio – Julio. Año 1977.pps. 12, 13.
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