martes, 15 de octubre de 2013

EL DECLAMADOR Y SU APORTE A LA VIGENCIA DE LA POESÍA


Hacia el año 1966 iniciamos una serie de grabaciones destinadas a difundir la poesía en la voz de los más destacados declamadores venezolanos. El primer disco (L.P.). titulado “Canto a la Madre en Diciembre”. Con las de voces de Noris Meléndez y Joel Hernández. En 1967 “A las Madres” con la entonces jovencísima actriz Rebeca González y en 1978 una “Muestra Poética” con el inolvidable LUIS EDGARDO RAMIREZ, al cual le rendimos un homenaje en la Casa del Escritor por su trayectoria artística. Este disco (L.P.), le hemos llevado a C.D. con el titulo de “Poetas Venezolanos” y está a la disponibilidad de los interesados.
En esta breve crónica queremos reconocer la actividad desplegada por los declamadores Pedro Sarlengo, Luís Edgardo Ramírez, Raúl Armundaray, Víctor Morillo, Balbino Blanco Sánchez, Oscar Martínez, Jesús Aranguren, Mariela Bello, quien grabó un disco (L.P.), titulado ¿Qué es la Paz? – 1966 -; Ligia San Román, Sergio Chapman, Ramón Sanabria, Luís Gerardo Tovar, Moisés Correa, Angélica Arenas, Gotman  Nalber y José Moreno, el cual nos ofrece un video con el poema “Princesita” de nuestra autoría, adquiriendo una gran motivación y belleza. Los interesados pueden verlo en youtube.

La mayoría de los citados han incursionados en el Teatro, Cine, Radio y T.V., como actores.

También recordamos a los poetas ANDRES ELOY BLANCO y ANIBAL NAZOA, así con mayúsculas, con transcendente obra poética, logrando un sitial en el corazón de su pueblo.

La calidad recitadora de ambos capto la atención de toda una generación y hoy está más vigente que ayer.

Andrés Eloy Blanco nació en Cumaná, Edo. Sucre (1897 – 1955). Muere en México el día 21 de Mayo de 1955, víctima de un accidente automovilístico. (1)

Aquiles Nazoa nace en Caracas, Parroquia San Juan, el 17 de Mayo de 1920, en el sector El Guarataro. El pasado 25 de Abril se cumplieron 37 años de su desaparición física. También fallece en un accidente automovilístico.



(1) Notas

Del Prólogo a la obra “POESÍA” de Andrés Eloy Blanco, por Domingo Milianii. Fundación     Editorial El Perro y la Rana, Caracas, 2007.


Andrés Mata, poeta de moda y prestigio elevado en las dos dictaduras de Castro y Gómez, según Picón Salas, será el cronista que en refinada prosa modernista habría de reseñar el banquete ofrecido por Castro y Doña Zoila a los banqueros de Caracas en los días de la resistencia contra el bloqueo internacional sobre nuestra costas (1902). Recordemos que Mata, como director de El Universal, fue quien dio cabida inicial a los textos adolescentes de Andres Eloy.

Andrés Mata y Ezequiel Bufanda mantienen una lumbre romántica entremetida en el modernismo. Es lo que Picón Salas bautizó como “schubertismo” poético, una tendencia trovadoresca y declamatoria que fue común a toda América Latina. Las piezas prototípicas de la tendencia en Venezuela son Arias sentimetales de Andrés Mata y un meloso poema del doctor Ezequiel Bujanda, que comienza “no toques ese vals, cierra ese piano”. En realidad pocos interpretaban al piano el célebre vals “Sobre las olas” de Juventino Rosas”. Venía perforado en unos rollos de papel que hacían sonar los fuelles de ciertas pianolas muy comunes en las casas provincianas de clase media “pudiente”, donde también se escuchaba, gracias al procedimiento, los tangos “El choclo”, “Fume, compadre” y “La cumparsita”. La escritura se diseñaba con intención declamatoria para que solemnes voces masculinas exclamaran con Julio Flores: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!” o hicieran imaginar al auditorio conmovido las dos sombras largas del “Nocturno” de José Asunción Silva o más sencillamente aprobaran el examen final en la Escuela de Declamación de Caracas con algún poema de Emilio Carrere. “La sociedad” capitalina se veía agitada con las veladas literario – musicales donde terciaban escritores de “fama internacional” como el español Francisco Villaespesa, quien llegaba a estrenar patriotismo bolivariano muy bien remunerado. Andrés Eloy Blanco lo habría de parodiar en un seudónimo humorístico: “Francisco Villaguada”. Otro declamador visitante de gran éxito poético, político y económico en Venezuela, José Santos Chocano, proclamaba en los salones caraqueños “Walt Whitman tiene el Norte pero yo tengo el Sur” y en aquella competencia de apropiaciones de América hacia retumbar todo con los cascos de su poema “Los caballos de los conquistadores”, o leía en voz alta los lamentables versos de “El uvero de playa” para adular y agradecer las dádivas del general Juan Vicente Gómez”. Con más recato, los poetas recién estrenados prodigaban acrósticos y sonetos en los álbumes de las señoritas llorosas de los recitales. Ese hábito de velada literario – musical era común hasta los años de 1950 cuando Pedrito Sarlengo, Luís Edgardo Ramírez y otros impostaban la voz hasta volverla cavernosa y recitar en un programa radiofónico a las ocho o las diez de la noche los poemas de Luís Chamizo o Pablo Neruda, García Lorca en su infaltable casada infiel o Rosario Sansores y Alfonsina Storni, Ernesto Luís Rodríguez o León de Greiff, o en otro ámbito el joven Balbino Blanco Sánchez ponía a sonar en los aires de las ciudades provincianas los versos de Andrés Eloy Blanco, Ernesto Luis Rodríguez, Manuel Rodríguez Cárdenas, Héctor Guillermo Villalobos y Aquiles Nazoa. No es simple invención el que Aquiles Nazoa, en su elegía a Pedro Emilio Coll, imagine a Santa Cecilia asomada a su celestial balcón de música y en bienvenida al jovial maestro modernista, “pulsa al arpa el dulce vals de Juventino Rosas”. Declamatoria fue, pues, la entonación de la poesía venezolana prevanguardista, con honrosas excepciones. Entre ellas la escritura elegíaca, no la épica y la juglaresca de Andrés Eloy Blanco, la discreta reflexión de Fernando Paz Castillo y Rodolfo Moleiro, la excepcional y hermética prosa poético – simbolista de José Antonio Ramón Sucre. Aún así, casi ninguno escapó al desfile trovadoresco del Teatro Capitol, donde los escuchó un testigo presencial que luego evocaría aquel ambiente.

Bibliografía:
De Poesía.
Prólogo: Domingo Miliani.
Autor: Andrés Eloy Blanco.
Fundación Editorial elperroylarana
Año 2007.
pp. 34,35.


Año 1978: De izquierda a derecha el poeta Dionisio Aymará, Luis Edgardo Ramírez, Dra. Irma De Sola de Lovera, Primera mujer en ocupar la Presidencia de la Asociación de Escritores Venezolanos y Orlando Materán Alfonzo. En esa ocasión se bautizaron las obras “Aprendizaje de la Muerte” de Dionisio Aymará; “Un sentimiento de Urgencia” de Juan Martín Echeverría y “Ese Sol que me Asesina” de Orlando Materán Alfonzo. La oportunidad fue propicia para rendirle un merecido reconocimiento a Luís Edgardo Ramírez por su actividad artística y difusión de la poesía a través de más de sesenta grabaciones.


















PARA MAYOR INFORMACIÓN IR A LA PÁGINA WEB DEL POETA DIONISIO AYMARA

3 comentarios:

  1. Un cordial saludos desde Chile.
    Me dedico a la venta de libro antiguos, raros, escasos, buscado informacion sobre la obra de Dionisio de Aymara y su obra "Escrituras Terrestres" 1967 me tope con su Blog, un increíble trabajo el rescatar la Poesía de su país.... felicidades... el otro motivo del mensaje es para ofrecer dicha obra, de la colección Lirica Hispanica, la cual es la primera edición... su valor es de 120 dolares...
    Muchas gracias por su tiempo..

    ResponderEliminar
  2. Les comparto . . .

    UN POQUITO DE SU SER

    “El cielo ante ti se abra, . . . amante de la palabra.”

    Treinta y seis, mil novecientos,
    con sus dones y talentos,
    llegó al mundo ser pensante,
    autodidacta brillante.

    Solo sexto de primaria,
    lectura . . . faena diaria,
    dominó múltiples temas,
    memorizó cien poemas.

    Muy respetable orador,
    excelso declamador,
    ¡di “Los Motivos del Lobo”,
    padre sano, señor probo!

    En el lenguaje, impecable,
    de una dicción admirable,
    varonil voz, gran cantante
    que, bailando, fue galante.

    Esencialmente, un artista,
    que su majestad persista,
    tuvo apego a la madera,
    la honestidad por bandera.

    Con poco se conformaba,
    el tabaco le gustaba,
    un buen trago con amigos,
    ellos mismos son testigos.

    Sin ser santo, hombre bueno,
    capaz, ilustrado, ameno,
    letrado, una enciclopedia,
    su carácter . . . cosa seria.

    Atenea, diosa preclara,
    sabiduría, virtud rara,
    hoy, que se apagó su vida,
    ¡mi conciencia llora herida!

    Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
    México, D. F., a 04 de enero del 2014.
    Dedicado a mi Señor Padre, Gonzalo Ramos Amaya (QEPD)
    Reg. SEP Indautor No. 03-2014-073110472600-14

    ResponderEliminar