Hacia ellos
el sol cincelaba un río de plata,
sobre el cual navegaba
el navío de la fantasía,
llevándolos más allá del horizonte,
donde habrían podido correr
para encontrar al mismo mundo
del que provenían.
Sobre aquel velero de cristal
sus miradas terminaban en el sol
desgastando un largo tiempo
como
el descorrer de un respiro.
MARIO OTELLO MARTINELLI
Bolonia. Italia.
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