miércoles, 20 de mayo de 2015

A NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE DE LA MANCHA























¿Qué súbita llamada de aventura
se armó, señor, poeta y caballero?
Ya sin coraza fiel ni limpio acero
puedes cruzar la ilímite llanura.

Tal en la luz su desolada altura
ciñe, a la noche, el pávido lucero,
puebla de claridades tu sendero
la encendida razón de la locura.

Apenas hoy, desnuda, en la memoria
yace tu sombra. Apenas la ilusoria
brisa del tiempo fustigó tu ceño

Sólo tu brazo, ciego en el vacío,
vela en su alucinado poderío
por la transida plenitud del sueño.

Dionisio Aymará
Venezuela

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