Quisiera ser la de antaño
para volver a empezar.
Quisiera ser la de entonces
para poder revivir
la emoción de aquel encuentro
en el viejo boulevard.
Él marcharba rumbo al norte,
ya andaba camino al sur
y al coincidir nuestras rutas.
el destino nos unió
con lazos de fantasía
y cadena de oropel.
Quisera ser la de antaño
para empezar otra vez,
para ver en el espejo
mi figura sin igual;
mi cabellera de bronce,
mis ojos marrón glasé
mi blanca piel azucena
y mis labios de coral.
Quisera ser la de antaño
para salir a pasear,
con mi boina escarlata
y mi pañuelo azafrán;
con mi bolso de gamuza
y mi cinturon de piel,
con mi vestido adornado
con flores de araguaney;
con mis zapatillas rojas
y mi manera de andar,
oyendo un radio portátl
para marcar el compás
de una orquesta de moda
con su ritmo tropical.
Quisiera ser la de antaño
para pasar junto a él,
para escuchar sus piropos
y el embrujo de su voz;
para saber que me sigue
en busca de mi querer,
y que retardo mis pasos
para conquistar su amor.
Quisera ser insensible
el fuego de la pasión
quisera no tener alma
para dejar de sentir
la nostalgia que me invade
cuando cruzo el boulevard;
y cuando al soñar despierta
anhelo volverlo a ver,
para buscar el refugio
de nuestro antiguo café;
y donde al igual que antes
tan cerca que estemos los dos
que confundan sus efluvios
la fragancia de su Yardley
y mi aroma de Chanel.
Ligia Chapman
*De su obra Plenilunio
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