Un obsequio que bien sabemos agradecer nos ha hecho la
poetisa MARGARITA ESPARTA. Se trata de su nuevo libro “VOCES DEL MAR”
(ediciones fragua). Con anterioridad había publicado Cayuco (poemas).
El notable crítico Héctor Pedreañez Trejo escribió acerca de
Margarita Esparta lo siguiente: “Es una mujer espiritual que se gana el aprecio
de quien por vez primera la trata. El nombre es un seudónimo en que condensa,
lleno de hondo amor por el terruño, el gentilicio insular, porque ella es de
ese país de leyenda que se desprendió del continente y se hizo perla del mar
Caribe.
Nos gusta su poesía y la alentamos en su modesto quehacer:
su ambición tiene la medida de una mano ahuecada para las bondades ilímites,
llenas de icor que quita la sed del alma y hace que deambulemos con ella, verso
a verso, por su pasaje marítimo.
No enjuiciaremos su poesía. Nos gusta es todo.”
CAYUCO
¡Cayuco pescador, cayuco indio
agrietado y verdoso de limo!
agrietado y verdoso de limo!
¡De tu casco maltrecho
cuelgan los caracoles y las conchas
cual si fueran racimos!
cuelgan los caracoles y las conchas
cual si fueran racimos!
Tú los nutres y los paseas todos los días
cuando el viejo pescador te echa la pierna
y entonces te conviertes en caballo marino.
cuando el viejo pescador te echa la pierna
y entonces te conviertes en caballo marino.
Pronto te nacen alas.
Los dos remos caen a compás dentro del agua
y empiezas ti camino.
Los dos remos caen a compás dentro del agua
y empiezas ti camino.
Los senderos del mar ya están abiertos
por tu gastada quilla,
y pasas con tu saludo mañanero
de viejo amigo.
por tu gastada quilla,
y pasas con tu saludo mañanero
de viejo amigo.
Algún día te quedarás en la orilla.
El agua que te besa y que te lame es tu amiga
y te quiere para sí;
al penetrar por tus hendijas,
el viejo pescador la echa hacia fuera
como a una mala mujer,
y se le nubla el rostro
de verte perecer.
y te quiere para sí;
al penetrar por tus hendijas,
el viejo pescador la echa hacia fuera
como a una mala mujer,
y se le nubla el rostro
de verte perecer.
¡Cayuco pescador, cayuco indio
agrietado y verdoso de limo!
agrietado y verdoso de limo!
¡Algún día te quedarás en la orilla
y el agua te lamerá tus heridas…!
y el agua te lamerá tus heridas…!
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