sábado, 15 de junio de 2013

CARAQUEÑA DE MIS DESVELOS

Blanca ella, cabellos y ojos negros,
hermosa como una flor;
caraqueña de mis desvelos,
todo un manantial de amor.

Cuando a la ventana asomaba
su rostro primaveral;
mi corazón latía y anhelaba
escuchar su voz matinal.

De la Santa Misa regresaba y en su andar,
talle de palmera, labios al natural,
una gracia sin par adornaba su pasar.

Que querencia la mía, tan cerca que la tenía,
ella pudo haber sido mía, tan mía,
pero yo no supe hablar, sino amar y callar.


Orlando Materán Alfonzo

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