Lourdes Royano Gutiérrez
Saber
interpretar lo que no está dicho con palabras sino con hechos, es lo que la
autora Lourdes Royano Gutiérrez ha realizado en el estudio que le ha sido
publicado en la Colección Museo Cartográfico “Juan de la Cosa” bajo el N° 15,
en Artes Gráficas J. Martínez (Guarnizo, Cantabria, España), con el auspicio de
CASA DE CULTURA DE POTES y con el sello editorial del FRENTE DE AFIRMACIÓN HISPANISTA,
A.C., México, 2017.
Como
nos tiene acostumbrado, este conjunto editorial ha hecho una vez más un
despliegue de buen gusto en la utilización del material tanto gráfico como el
tangible que compone el estudio, que ya desde el paratexto nos predispone a recorrer
sus páginas.
El
estudio es una obra sobre el “caballero de la triste figura”, arriesgándonos a
decir que no es una obra más del largo capítulo bibliográfico que se encuentra
sobre la creación cervantina, sino que aquí la autora desentraña lo que el personaje
ve en su deambular por las poblaciones manchegas y sus aledaños, que tiene ribetes
de verdad y una gran creación ficcional en la afiebrada mente del caballero andante,
quien afirma sus verdades en las consultas que realiza a su fiel escudero, el
que a través de la repetición de los dichos populares consigue encuadrar el razonamiento
de su asistido.
¿Cuál
fue el motivo del Manco de Lepanto para que su personaje actuara en
concordancia con las ya desusadas acciones de la caballería andante?
Aquí
es donde la autora del estudio que tenemos a la vista, deja la narrativa a la
que tantos autores han acudido para tratar de explicar esta discordancia con la
realidad de los momentos en que se desarrollan las aventuras y desventuras del
extraño caballero, y bucea en el alma de Don Quijote encontrando el verdadero motivo
que lo impulsó a actuar de esa forma, “desfaciendo entuertos y salvando doncellas”.
El gran motivo, el sublime motivo que tuvo Don Quijote, fue su acendrado amor a
la libertad. Esa misma libertad que él se había dado al salir por los cuatro
rumbos a pregonar que su Dulcinea del Toboso era la más bella y mejor de las
doncellas, y ello le daba el ánimo para que aquellos que recibieran el fruto de
su valentía con sus actos libertarios, fueran a decírselo a su dama, lo que con
buenas razones los galeotes liberados se excusaron.
En
su cimera, más que el guante de su amada, llevaba la bandera de la libertad,
con raíces que llegaban hasta su alma misma.
Bien
nos dice la Doctora Lourdes Royano Gutiérrez en el punto uno al que titula: Los
ideales de Cervantes: Libertad y Victoria.
Aquí
es dable hacer notar que cuando se escribe sobre el Quijote, los cambios
posturales pasan del autor al personaje y viceversa, porque toda una vida de
peripecias, antes de que le sucedieron a Don Quijote, en alguna medida lo
habían marcado a Miguel de Cervantes, desde sus guerras contra moros, su
amputación de parte de un brazo a bordo de una nave, su cautiverio, y
finalmente, el desdeño y frialdad que recibe de sus compatriotas cuando retorna
de sus aventuras.
Es
por ello que se mimetiza y lo que nuestra autora destaca en el personaje, no es
otra cosa que el sentimiento que lo embargó al creador de tan extraño aventurero,
de “hacer el bien”, de poner todas las energías para dar la libertad a quien se
le había quitado, considerando este bien más preponderante que cualquier pecado
o fechoría quisiera justificar su quita.
Enriquece
Royano Gutiérrez sus aseveraciones, con la transcripción diálogos que leídos en
el original de la obra, no adquieren la significación que sus destacados
comentarios ponen de relieve a valores tal vez ocultos en acciones incomprensibles,
pero que dan la razón para que Don Quijote actúe de esa manera.
Saludo
este hermoso trabajo, felicito a la autora, y me permito acompañarla con un soneto
que escribí hace ya tiempo.
DON
QUIJOTE
Vas
armado de espada que está rota
y
en rocín cabalgando matadura
con
heroica y confiada cansadura
mientras
todo a tu paso se alborota.
Aún
las ínsulas lloran tu derrota
que
no aceptas, diciendo con mesura
que
es en vano imputarte una locura
cuando
loco es el mundo y no lo nota.
Pero
hay alguien que sigue tu destino
redimiendo
tu empresa de hidalguía
y
mostrando ser dueño de buen tino.
Escudero
le llamas. Su porfía
que
ha creído en la fuerza de tu sino
justifica
tu excelsa fantasía.
Del
libro Testimonio Americano – 1989.
Por Jerónimo Castillo
San Luis - Argentina.
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