lunes, 4 de noviembre de 2019

COMENTARIOS DE LIBROS































LOS IDEALES DE CERVANTES EN EL QUIJOTE


Lourdes Royano Gutiérrez

Saber interpretar lo que no está dicho con palabras sino con hechos, es lo que la autora Lourdes Royano Gutiérrez ha realizado en el estudio que le ha sido publicado en la Colección Museo Cartográfico “Juan de la Cosa” bajo el N° 15, en Artes Gráficas J. Martínez (Guarnizo, Cantabria, España), con el auspicio de CASA DE CULTURA DE POTES y con el sello editorial del FRENTE DE AFIRMACIÓN HISPANISTA, A.C., México, 2017.

Como nos tiene acostumbrado, este conjunto editorial ha hecho una vez más un despliegue de buen gusto en la utilización del material tanto gráfico como el tangible que compone el estudio, que ya desde el paratexto nos predispone a recorrer sus páginas.

El estudio es una obra sobre el “caballero de la triste figura”, arriesgándonos a decir que no es una obra más del largo capítulo bibliográfico que se encuentra sobre la creación cervantina, sino que aquí la autora desentraña lo que el personaje ve en su deambular por las poblaciones manchegas y sus aledaños, que tiene ribetes de verdad y una gran creación ficcional en la afiebrada mente del caballero andante, quien afirma sus verdades en las consultas que realiza a su fiel escudero, el que a través de la repetición de los dichos populares consigue encuadrar el razonamiento de su asistido.

¿Cuál fue el motivo del Manco de Lepanto para que su personaje actuara en concordancia con las ya desusadas acciones de la caballería andante?

Aquí es donde la autora del estudio que tenemos a la vista, deja la narrativa a la que tantos autores han acudido para tratar de explicar esta discordancia con la realidad de los momentos en que se desarrollan las aventuras y desventuras del extraño caballero, y bucea en el alma de Don Quijote encontrando el verdadero motivo que lo impulsó a actuar de esa forma, “desfaciendo entuertos y salvando doncellas”. El gran motivo, el sublime motivo que tuvo Don Quijote, fue su acendrado amor a la libertad. Esa misma libertad que él se había dado al salir por los cuatro rumbos a pregonar que su Dulcinea del Toboso era la más bella y mejor de las doncellas, y ello le daba el ánimo para que aquellos que recibieran el fruto de su valentía con sus actos libertarios, fueran a decírselo a su dama, lo que con buenas razones los galeotes liberados se excusaron.

En su cimera, más que el guante de su amada, llevaba la bandera de la libertad, con raíces que llegaban hasta su alma misma.

Bien nos dice la Doctora Lourdes Royano Gutiérrez en el punto uno al que titula: Los ideales de Cervantes: Libertad y Victoria.
Aquí es dable hacer notar que cuando se escribe sobre el Quijote, los cambios posturales pasan del autor al personaje y viceversa, porque toda una vida de peripecias, antes de que le sucedieron a Don Quijote, en alguna medida lo habían marcado a Miguel de Cervantes, desde sus guerras contra moros, su amputación de parte de un brazo a bordo de una nave, su cautiverio, y finalmente, el desdeño y frialdad que recibe de sus compatriotas cuando retorna de sus aventuras.

Es por ello que se mimetiza y lo que nuestra autora destaca en el personaje, no es otra cosa que el sentimiento que lo embargó al creador de tan extraño aventurero, de “hacer el bien”, de poner todas las energías para dar la libertad a quien se le había quitado, considerando este bien más preponderante que cualquier pecado o fechoría quisiera justificar su quita.

Enriquece Royano Gutiérrez sus aseveraciones, con la transcripción diálogos que leídos en el original de la obra, no adquieren la significación que sus destacados comentarios ponen de relieve a valores tal vez ocultos en acciones incomprensibles, pero que dan la razón para que Don Quijote actúe de esa manera.

Saludo este hermoso trabajo, felicito a la autora, y me permito acompañarla con un soneto que escribí hace ya tiempo.


DON QUIJOTE

Vas armado de espada que está rota
y en rocín cabalgando matadura
con heroica y confiada cansadura
mientras todo a tu paso se alborota.

Aún las ínsulas lloran tu derrota
que no aceptas, diciendo con mesura
que es en vano imputarte una locura
cuando loco es el mundo y no lo nota.

Pero hay alguien que sigue tu destino
redimiendo tu empresa de hidalguía
y mostrando ser dueño de buen tino.

Escudero le llamas. Su porfía
que ha creído en la fuerza de tu sino
justifica tu excelsa fantasía.

Del libro Testimonio Americano – 1989.


Por Jerónimo Castillo
San Luis - Argentina.


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