jueves, 21 de noviembre de 2019

COMENTARIO DE LIBRO




GLORIA FUERTES GARCÍA





















La poesía de la española Gloria Fuertes ha sido esencialmente escrita para niños. Dicho así, simplemente, estamos lejos de imaginar en qué consiste escribir para niños, en especial porque la vida nos ha ido nutriendo de conocimientos que tratamos de incorporar en la estructura, en la temática, en el lenguaje, para conseguir con ello que los lectores, especialmente los adultos a quienes hacemos conocer nuestros trabajos, nos den su valoración.

Ello hace que nos sea dificultoso visualizar el campo de los pequeños lectores en cuanto a su perceptiva, a sus gustos, a encontrar la forma de canalizarles el interés en la lectura, y es un valioso recurso volver a nuestro propio tiempo para recordar cuáles eran nuestros afectos en las lecturas a que tuvimos acceso cuando niños.

Aquí es donde se pone de manifiesto lo difícil que es escribir fácil. La pureza, la sencillez del lenguaje, el continuo llevar de la mano al pequeño lector para que no decaiga su atención, habrá de ser una conjunción que tenga presencia permanente en la literatura infantil.

La extensa trayectoria de la madrileña dentro del género, es la mejor prueba que Gloria Fuertes supo encontrar su público en los pequeños lectores, tanto en lo expresivo de su poesía como en la creatividad cuentística.

Cada uno de sus trabajos demuestran que la niña que fue, se mantuvo incólume durante toda su vida, lo que hizo que generación tras generación fuera nutriéndose desde la primera edad y con las primeras lecturas, en la escritura de Fuertes.

Si bien se conocen trabajos para adultos, logrados con la excelencia de su literatura, la escritora siempre volvió a sus niños, a su público predilecto, a su propia primera edad.

Escribir para niños no es un lugar común entre los escritores, y ello en razón precisamente de la exigencia del género, lo que no fue óbice para Gloria Fuertes, que extendió su producción de literatura infantil por varias décadas.

La humanización de sus personajes, tanto en verso como en prosa, en especial cuando incorporan animales en sus argumentos, -inveterada costumbre entre los literatos que escriben para niños- no estuvo ausente en la escritura de Gloria, pero también allí logró un encantamiento especial que les transmitió a cada elemento de sus trabajos. Solamente con leer los títulos de sus poesías, encontramos que así fue.

Desechamos desde ya rotular a Gloria Fuertes García como la escritora para niños por antonomasia, ya que, si recorremos las páginas de sus trabajos para adultos, encontramos la enjundia de los verdaderos creadores, con lo que nos ha demostrado que pudo manejarse con soltura en la permanencia de su entrega a los pequeños a través de su poesía, como cuando encara su labor para otro público que no son los niños.

Su fortaleza interior la llevó a sortear muchas dificultades. Es de destacar que la vida de la escritora no fue fácil, que ya desde su nacimiento y su niñez en un apartado barrio madrileño, en el seno de humilde familia, hubo algunos faltantes que marcaron el carácter de la futura literata, quien fue incorporándose a la sociedad de la mano de trabajos escasamente remunerados, los que en alguna oportunidad le permitieron un desarrollo de superación, como el caso de la redacción de la editorial donde desempeñó tareas y le permitió codearse con renombrados escritores, algunos fundadores del “postismo”, la nueva modalidad literaria nacida en 1945, que incorporó a la generación del 50, con algunos resabios de la del 36.

Podemos entonces hacer notar que pese la franqueza de su verbo, Gloria fue una constante luchadora a favor de las manifestaciones de paz y estuvo siempre en contra de los regímenes de opresión.

Haberse radicado por más de 15 años en los Estados Unidos, le dio a Fuertes el acento norteamericano de su escritura, si bien con la vuelta a España, retoma el camino de sus raíces literarias.

La escritora ha tenido el reconocimiento del pueblo y los estudiosos españoles. La compañía aérea Norwegian Air Shuttle colocó su foto en el estabilizador vertical de un Boeing 737-800 de la aerolínea, una calle de Madrid lleva su nombre y también se lo ha colocado en pequeñas plazas, en su homenaje.


Por Jerónimo Castillo
San Luis. Argentina.


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