Elegías Sublimes
Una magnífica compilación de los grandes de la poesía, (composiciones), donde escuchamos la doliente lira de los poetas. En estas "Elegías Sublimes", donde figuran: Propercio (50 - 16 a. C.); Juan Ruiz, Arcipreste de Hita (1282 - 1351); Jorge Manrique (1440 - 79); Miguel de Cervantes Saavedra (1547 - 1616); Pedro de Padilla (1550 - 1600); Lorenzo Gonzalez de la Sancha; José Pérez de Montoro (1627 - 94); José Espronceda (1808 - 42); Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814 - 73); Manuel María Flores (1840 - 85); José Martí (1853 - 95); Federico García Lorca (1898 - 1936); Miguel Hernández (1910 - 42); Pablo Neruda (1903 - 73) y Octavio Paz (1914 - 98).
Una vez más sorprende Frente de Afirmación Hispanista con sus iniciativas.
He aquí una muestra.
OCTAVIO PAZ (1914-98)
A UN COMPAÑERO MUERTO EN EL FRENTE DE ARAGON
I
Has muerto, camarada,
en el ardiente amanecer del mundo.
en el ardiente amanecer del mundo.
Y brotan de tu muerte
tu mirada, tu traje azul,
tu rostro sorprendido en la pólvora,
tus manos, ya sin tacto.
tu mirada, tu traje azul,
tu rostro sorprendido en la pólvora,
tus manos, ya sin tacto.
Has muerto. Irremediablemente.
Parada está tu voz, tu sangre en tierra.
Parada está tu voz, tu sangre en tierra.
¿Qué tierra crecerá que no te alce?
¿Qué sangre correrá que no te nombre?
¿Qué palabra diremos que no diga
tu nombre, tu silencio,
el callado dolor de no tenerte?
tu nombre, tu silencio,
el callado dolor de no tenerte?
Y alzándote,
llorándote,
nombrándote,
dando voz a tu cuerpo desgarrado,
labios y libertad a tu silencio,
crecen dentro de mí,
me lloran y me nombran,
llorándote,
nombrándote,
dando voz a tu cuerpo desgarrado,
labios y libertad a tu silencio,
crecen dentro de mí,
me lloran y me nombran,
furiosamente me alzan,
otros cuerpos y nombres,
otros ojos de tierra sorprendida,
otros ojos de árbol que pregunta.
otros ojos de tierra sorprendida,
otros ojos de árbol que pregunta.
II
Yo recuerdo tu voz. La luz del valle
nos tocaba las sienes,
hiriéndonos espadas resplandores,
trocando en luces sombras,
paso en danza, quietud en escultura
y la violencia tímida del aire
en cabelleras, nubes, torsos, nada.
Yo recuerdo tu voz. La luz del valle
nos tocaba las sienes,
hiriéndonos espadas resplandores,
trocando en luces sombras,
paso en danza, quietud en escultura
y la violencia tímida del aire
en cabelleras, nubes, torsos, nada.
Olas de luz clarísimas, vacías,
que nuestra sed quemaban, como vidrio,
hundiéndonos, sin voces, fuego puro,
en lentos torbellinos resonantes.
que nuestra sed quemaban, como vidrio,
hundiéndonos, sin voces, fuego puro,
en lentos torbellinos resonantes.
Yo recuerdo tu voz, tu duro gesto,
el ademán severo de tus manos.
Tu voz, voz advertida,
tu palabra enemiga,
tu pura voz de odio,
tu frente generosa como un sol
y tu amistad abierta como plaza
de cipreses severos y agua joven.
el ademán severo de tus manos.
Tu voz, voz advertida,
tu palabra enemiga,
tu pura voz de odio,
tu frente generosa como un sol
y tu amistad abierta como plaza
de cipreses severos y agua joven.
Tu corazón, tu voz, tu puño vivo,
detenidos y rotos por la muerte.
detenidos y rotos por la muerte.
III
Has muerto, camarada,
en el ardiente amanecer del mundo.
en el ardiente amanecer del mundo.
Has muerto cuando apenas
tu mundo, nuestro mundo, amanecía.
tu mundo, nuestro mundo, amanecía.
Llevabas en los ojos, en el pecho,
tras el gesto implacable de la boca,
un claro sonreír, un alba pura.
tras el gesto implacable de la boca,
un claro sonreír, un alba pura.
Te imagino cercado por las balas,
por la rabia y el odio pantanoso,
como relámpago caído y agua
prisionera de rocas y negrura.
por la rabia y el odio pantanoso,
como relámpago caído y agua
prisionera de rocas y negrura.
Te imagino tirado en lodazales,
sin máscara, sonriente,
tocando, ya sin tacto,
las manos camaradas que soñabas.
sin máscara, sonriente,
tocando, ya sin tacto,
las manos camaradas que soñabas.
Has muerto entre los tuyos, por los tuyos.
[México, 1937]
De Poemas (1935-1975) (Edit. Seix Banal. Barcelona, 1979).
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