Dr. Giuseppe di Stefano, de las Universidades de Pisa y Siena, autor del artículo La difusión impresa del Romancero en el siglo XVI.
Candidato al Premio José Vasconcelos 2019.
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UN CAMINO PARA
ALFONSO CAMIN
Juan Carlos García
Guridi
Una de las personalidades más interesantes de las que he
sabido, es la del asturiano Alfonso Camín. En octubre de 1905 llegó a la Habana
y casi de inmediato se vio precisado a trabajar de empleado de tienda. Ya en
1908 protagonizó un hecho de sangre que lo condujo a la cárcel, lo cual se
repetiría tras una breve estancia en su España natal alrededor de 1915 y que lo
obligó a escapar a México en 1917, para retornar a Cuba en 1924. En nuestro
país entabló estrecha amistad con Agustín Acosta, Antonio Iraizoz, Arturo
Doreste, Federico de Ibarzábal y otros importantes escritores. Sus ideales
republicanos llevaron a que la Guerra Civil Española lo sorprendiera en
territorio de los sublevados y fuera detenido. Encarcelado en la prisión de
Luarca, estuvo a punto de ser fusilado, pero gracias a gestiones de José
Ignacio Rivero, director del Diario de
la Marina y dirigente falangista en Cuba, logró ser liberado y pasar a
Portugal. En 1937 arribó como exiliado a la Habana, donde permaneció durante
varios meses y colaboró en Facetas de
Actualidad Española y en Selecta,
denunciando los atropellos cometidos por los franquistas. Más tarde se trasladó
a México y en Norte (revista que
fundó y dirigió), autores y temas cubanos siempre encontraron un espacio.
Volvió a Cuba en los días finales de 1952 con el objetivo de participar en las
actividades por el Centenario de José Martí, visita que aprovechó para recorrer
varias ciudades y tomar parte en numerosos encuentros literarios.
Entre las publicaciones más importantes con las que colabora
en sus diferentes estancias cubanas se cuentan el ya mencionado Diario de la Marina, Orto y El País Gráfico;
y es notable, además, su participación como voluntario de las fuerzas
gubernamentales durante el alzamiento de los Independientes de Color.
Como poeta es autor de una vastísima obra, y muchos lo
consideran el verdadero precursor de la llamada poesía negrista o afrocubana,
apartado acerca del que dos voces más que autorizadas como las de Agustín
Acosta y José María Chacón y Calvo afirmaron:
Cuando hablen de la poesía afrocubana hay que contar con su
precursor que es español y asturiano: Alfonso Camín.
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EL NIÑO Y LA PIEDRA
Juana Rosa Pita
a Pablo Neruda
Yo sé bien el secreto de tus versos
de piedra, oleajes
y palomas:
relámpagos sonoros
nacidos de la entraña de tierra, mar
y noche.
de piedra, oleajes
y palomas:
relámpagos sonoros
nacidos de la entraña de tierra, mar
y noche.
Y sé que aquel niño perdido
(piececito desnudo prisionero del cuero)
a quien a grandes voces llamaste
en tus abismos,
jinete de tu espada ensangrentó
cuartillas
y cuartillas
esgrimiendo sus sueños en el puño cerrado
de tus cantos mejores.
(piececito desnudo prisionero del cuero)
a quien a grandes voces llamaste
en tus abismos,
jinete de tu espada ensangrentó
cuartillas
y cuartillas
esgrimiendo sus sueños en el puño cerrado
de tus cantos mejores.
Sí, aquel niño
te prestó su mirada de diamante
y cuchillo para que descubrieras los mundos
infinitos
que encierran los confines de un piano,
una alcachofa,
un ínfimo limón, dos calcetines
y hasta las cosas rotas.
te prestó su mirada de diamante
y cuchillo para que descubrieras los mundos
infinitos
que encierran los confines de un piano,
una alcachofa,
un ínfimo limón, dos calcetines
y hasta las cosas rotas.
Y te prestó sus ganas desnudas de volar
y enterrarse,
de correr velozmente como en un rito loco
de lavarse
a ensuciarse.
y enterrarse,
de correr velozmente como en un rito loco
de lavarse
a ensuciarse.
Y sé también que el niño
(de quien fuiste extranjero
sólo cuando desesperaste
o sucumbiste al reto de partir a los hombres:
a un lado, abominables.
(de quien fuiste extranjero
sólo cuando desesperaste
o sucumbiste al reto de partir a los hombres:
a un lado, abominables.
Al otro lado, buenos)
viene a tu encuentro siempre
en ese instante eterno
que despertó tus ojos a la tierra profunda:
cuando tú te despeñas del otoño de brumas
viene el niño a tu encuentro,
alza en su mano izquierda la misma liebre
muerta,
mientras con su derecha desnuda
te conduce
por súbito acordeón de lámparas
y pétalos
viene a tu encuentro siempre
en ese instante eterno
que despertó tus ojos a la tierra profunda:
cuando tú te despeñas del otoño de brumas
viene el niño a tu encuentro,
alza en su mano izquierda la misma liebre
muerta,
mientras con su derecha desnuda
te conduce
por súbito acordeón de lámparas
y pétalos
a tu reino de piedra.
(3 de abril de 1975)
De Antología poética (1975-2018). Selección y Prólogo
Alexander Pérez-Heredia.
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