VECINDAD CERRIL DE JERÓNIMO CASTILLO (ARGENTINA)
DESDE LOS CAMINOS DEL ALMA
VECINDAD CERRIL
Jerónimo Castillo
Editado por la Universidad Nacional de San Luis (Argentina), 2ª edición,
2019, págs. 104
Carlos Benítez Villodres
Málaga (España)
Sorprendente y emocionante el nuevo
libro “Vecindad cerril” del insigne poeta sanluiseño Jerónimo Castillo. Aquel
que no haya leído algunas de las obras precedentes de este autor, puede conocer
perfectamente, con la lectura de este magnífico libro el estilo de su creador y
los frutos de su poética. Son muchas y variadas las funciones de la poesía.
“Vecindad cerril” las cumple sobradamente. De ellas, yo destacaría la de
impregnar de belleza el sentir del lector, la de comunicarle el sentido último
de la poesía, es decir, ese signo auténtico y vital, que produce una atmósfera
limpia y sosegadora, y la de enriquecer su sensibilidad.
Jerónimo
Castillo logra con su nuevo poemario que las metas o propósitos que él se
marcó, mientras lo gestaba, los haga suyos el lector, digiriendo y asimilando
todo aquello que el poeta le oferta, le transmite, para que participe
plenamente en esta proeza lírica siempre abierta a los aires de hoy y de
siempre. Con una belleza indescriptible propia de una poética eficaz y
edificante, que cautiva al lector desde el primer verso, el poeta nos va
mostrando, con esa sutileza y sabia maestría que lo caracteriza, qué vieron los
ojos de su alma y qué sintió esta, ante lo captado. La capacidad del autor para
atraer y atrapar el interés del lector es ciertamente encomiable. Su mensaje
nos depara la preciosa clave poética, gracias a la cual podemos introducirnos
en las hermosas estancias de un contexto repleto de maravillas, el mismo que
suscita un oleaje de nueva poesía, de nuevas expresiones fenoménicas, así como
de novísimas concentraciones, claramente emotivas, en continua evolución. Estas
sensaciones de luz poética que llegan y arraigan en los adentros del lector,
fecundan, con sus imágenes plásticas no solo sus campos anímicos, sino también
los de la literatura de todos los tiempos. Nuestro creador argentino ha
empapado, hasta más allá de la raíz, sus versos con la esencia de su ser, de su
don de poeta. A él le podemos perfectamente aplicar aquellas palabras del poeta
malagueño José María Hinojosa: “Mi alma, aquí la tengo (en sus versos). Sin
aumentar ni disminuir puede extenderse ella sola por el mundo entero”.
La
inmensa fortuna, tanto espiritual como humana, que posee Jerónimo Castillo, es
decir, todo aquello que palpita en su psique porque el mismo le dio vida, el
autor lo transforma en palabras, y esta se hace voz que se expande por la vida
para engrandecer su riqueza íntima, ya de por sí bastante crasa por los valores
que cultiva el poeta, y para penetrar en el cosmos interno de cada lector,
haciéndolo copartícipe de su labor creadora. “La Poesía, manifiesta Pessoa,
puede sanar todos los males. Es una manera de sacar a la gente del surco de lo
cotidiano”.
Para
el poeta sanluiseño la gran apertura de pensamiento es una necesidad, una
convicción nata que le permite donar, con rigor y portento, lo mejor de sí
mismo a sus semejantes.
Jerónimo
Castillo concibe la poesía como una marcha continua de su yo por los mundos de
las libertades. El caminante va al encuentro de su propia identidad, como
hombre y poeta. Lleva en este periplo el conjunto de sus vivencias, la cultura
que a lo largo de su vida ha ido recolectando y los frutos extraídos, por medio
de la introspección, al ahondar en las simas más y menos profundas de su ser.
Por lo tanto, la poética de Jerónimo Castillo, aunque basada en sus
experiencias y en las directrices fenomenológicas del espíritu, de donde mana
la acción de las fuerzas propias de los seres vivos.
En
el poeta sanluiseño, la luz, la esperanza, el positivismo... están también
presentes en el estado de ánimo del autor. “Lo más hermético, dice Benach, se
ilumina gracias a la cadencia y la modulación de cada palabra, a la elocuencia
de la expresión”.
Al
mismo tiempo, bajo un cielo sorprendente por sus proyecciones virtuosas, la
poesía supone para Jerónimo Castillo el hilo conductor que le lleva a practicar
el cultivo del conocimiento y del espíritu, a través del cual el ser humano
derrumba murallas, sonoriza silencios y levanta puentes para adentrarse en
territorios acotados, desde donde elimina los obstáculos que le dificultan y a
veces le impiden el acceso a otras órbitas que le conducirán a la búsqueda y
posterior acrecentamiento de sus tesoros interiores.
Comienza
“Vecindad cerril” con el prólogo escrito por el autor. En él, nos dice: “Queda,
no obstante, la posibilidad de agregados, o lo que se llama aumentado y
corregido, cuando se lo vuelve a editar, y esta sería la oportunidad para estas
páginas, pero también debe tenerse presente que se escribieron en un momento
único e irrepetible…”.
55 poemas componen “Vecindad cerril”, distribuidos en 6 partes o capítulos. Todos los poemas son poliestróficos. 53, son isométricos y 2, heterométricos. El primero, “Capítulo de la Tierra” lo forman 14 poemas: Desde el “Vecindad cerril” gasta el “Malón”. En él hay 8 sonetos y 12 décimas (estas forman un solo poema titulado “Décimas de octubre”. El segundo, “Capítulo del hombre” pertenecen 14 poemas. De ellos, 8 son sonetos y un sonetillo. Comienza con el titulado “Cae el telón” y finaliza con el poema “Mi sombra”. El tercer capítulo es el “Capítulo del amor”. Lo componen 11 poemas: Desde “Velamen” hasta el poema “Dar”. De los 11 poemas, 8 son sonetos y un sonetillo. El cuarto, lo titula nuestro poeta “Capítulo del niño”. A este pertenecen 4 poemas: el primero se titula “Nuestro niño” y el cuarto, “Pequeño”. Continúa con el “Capitulo de la amistad” lo componen 5 poemas: “Médico”, el primero, finalizando con el titulado “Manos creadoras”. Dicho capítulo tiene 3 sonetos. El sexto capítulo lo tituló su autor “Capitulo profano”. Está formado por 7 poemas, comienza con el titulado “Despedida” y finaliza con el poema “Eternamente, Pablo”. De los 7 poemas, 5 son sonetos.
El
poema que da título a la obra, además de erudito, posee una densidad extrema
por su unidad interna, donde la capacidad de raciocinio y la excepcional
agudeza del autor lo hace tremendamente valioso. Su texto memorable y
paradigmático nos invita a reflexionar, desde su bien representado simbolismo,
tan abundante en belleza perfectamente arraigada, en concisos detalles
filológicos, en musicalidad mágica.
“Vecindad
cerril” es un libro deslumbrante que se introduce en nuestro corazón, como un
canto alegre, como brisas de primaveras maravillosamente conmovedoras, pues,
además de ser una obra muy pensada y trabajada, sus poemas son auténticos frutos
de una metafísica plagada de calidades lingüísticas y literarias de primer
orden.
Mi más cálida enhorabuena a Jerónimo Castillo, por esta obra literaria tan genial y selecta e imperecedera para satisfacción y deleite de todos los amantes de la Poesía de hoy y de siempre.
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