ANALOGÍA
El solitario lamenta una ausencia distante. Se consuela escribiendo el
soneto difícil, en donde el análisis descubre a menudo un sentido nuevo.
El solitario se pierde en las distinciones de su doctrina escolar y
satisface los requisitos del arte cuando el ocaso pinta de negro el mirto y el
ciprés y marca sus perfiles.
La imagen de la ausente, de semblante excavado por la meditación y
vestida de los matices del fuego, recorre la floresta de las arditas y de las
gacelas en donde subsiste la memoria dela reina de Ginebra.
El solitario se embeleza en la transfiguración de la ausencia y
describe sus méritos, refiriéndose al motivo heráldico del lirio de hojas de
acero.
José A. Ramos Sucre.
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EL ÁRBOL DE LA MUERTE FLORECIDA
Aquel árbol sin hojas, con su carga
de orquídeas blancas en las ramas (secas,
estaba muerto, carcomido el tronco,
cayéndose a pedazos la corteza.
Muerto y de pie sobre su sombra extinta
con su brazada de blancura a cuestas.
Al golpe de la brisa vacilaba
su baldía raíz bajo la tierra.
su baldía raíz bajo la tierra.
Nada vivía en el sino esas flores.
Nada lo alimentaba. Y sólo ellas
revelar parecían el prodigio
que en pie lo alzaba para sostenerlas.
Y quizás ni vestido de follaje,
ni en floración, ni en la frutal cosecha,
hasta su muerte florecida, nunca
lograr pudiera una expresión más bella.
ni en floración, ni en la frutal cosecha,
hasta su muerte florecida, nunca
lograr pudiera una expresión más bella.
Árbol de los caminos de mi infancia,
—símbolo perdurable de belleza-
te has quedado en mi vida con tu carga
—símbolo perdurable de belleza-
te has quedado en mi vida con tu carga
de orquídeas blancas en las ramas secas.
Luisa del Valle Silva
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CIELO Y MAR
En este panorama que diseño
tormento de mis horas malas,
el cielo dice de ilusión y
galas,
el mar discurre de esperanza y sueño
La libélula errante de mi ensueño
abre la transparencia de sus alas
con el beso de miel que me regalas
a la caricia de tu amor risueño.
Al extinguirse el último celaje,
copio en mi alma el alma del paisaje
azul de ensueño y verde de añoranza;
Y pienso con obscuro pesimismo
que mi ilusión está sobre un abismo
y cerca de otro abismo mi esperanza.
Cruz Salmerón Acosta
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