jueves, 30 de enero de 2020

DOS POETAS FRANCESES




LO DECIMOS
A Orlando Materán Alfonzo

Una vez más
lo decimos
y pensamos
sin medida
ya mordidos
por la sombra.

Nadie nunca
sabrá por que
yo me quedo aquí
junto al fantasma
de mi muerte.

Ni siquiera
porque yo soy
el pan negro
por el rincón
de este cuarto.




ANIMAL OBLICUO

En la hora, la palabra, ala de la ira.
Las espumas de la nube, en la mano.
Como un anillo inútil. Mi vuelo.
Mientras aquella araña me devora.

Tu cara, espíritu de la seria aurora.
Mi pensamiento, en su anhelo oblicuo.
Un hombre-ilícito encuentra el espacio.
Adonde huye la inverosímil burbuja.

De la sombra, llena de musgo de fuego.
De la tierra que abre ojos de polvo.
Soy el peregrino, la luciérnaga absorta.

A lo largo de este mundo mágico.
Contra la miseria fría, qué ángel avieso.
Los hilos mezcla de mi caótica memoria.

Henri de Lescoet

Francia

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ESTE ARBOL DELIRANTE…

Este árbol delirante bajo el peso de sus párpados
es una voz blanca
que hoy todavía oye propenso mi vida
en su forma de excitar al viento que sepulta.

Cuando la paz adormita las flores y las asola
felizmente se hace claridad ante las tumbas
en la ruta lacónica de un sendero elocuente
convertido en muela del cielo que se aproxima y deshace la piedra
en ríos que bajan como collares.

El me relata un rumor al fondo como a la escucha
de un universo que huye
y que yo sigo por el sesgo conocido
de la infinita rapidez.


Esta voz lejana me hechiza
los párpados que nadan
los antiguos oros que ya no me excitarán jamás…

Gérard Murail
Francia




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