LO
DECIMOS
A Orlando
Materán Alfonzo
Una vez
más
lo decimos
y pensamos
sin medida
ya mordidos
por la sombra.
lo decimos
y pensamos
sin medida
ya mordidos
por la sombra.
Nadie
nunca
sabrá por que
yo me quedo aquí
junto al fantasma
de mi muerte.
sabrá por que
yo me quedo aquí
junto al fantasma
de mi muerte.
Ni siquiera
porque yo soy
el pan negro
por el rincón
de este cuarto.
porque yo soy
el pan negro
por el rincón
de este cuarto.
ANIMAL
OBLICUO
En la
hora, la palabra, ala de la ira.
Las
espumas de la nube, en la mano.
Como un
anillo inútil. Mi vuelo.
Mientras
aquella araña me devora.
Tu cara,
espíritu de la seria aurora.
Mi pensamiento,
en su anhelo oblicuo.
Un hombre-ilícito
encuentra el espacio.
Adonde
huye la inverosímil burbuja.
De la
sombra, llena de musgo de fuego.
De la
tierra que abre ojos de polvo.
Soy el
peregrino, la luciérnaga absorta.
A lo
largo de este mundo mágico.
Contra
la miseria fría, qué ángel avieso.
Los hilos
mezcla de mi caótica memoria.
Henri
de Lescoet
Francia
___________________________________
ESTE
ARBOL DELIRANTE…
Este árbol
delirante bajo el peso de sus párpados
es una voz blanca
que hoy todavía oye propenso mi vida
en su forma de excitar al viento que sepulta.
es una voz blanca
que hoy todavía oye propenso mi vida
en su forma de excitar al viento que sepulta.
Cuando
la paz adormita las flores y las asola
felizmente se hace claridad ante las tumbas
en la ruta lacónica de un sendero elocuente
convertido en muela del cielo que se aproxima y deshace la piedra
en ríos que bajan como collares.
felizmente se hace claridad ante las tumbas
en la ruta lacónica de un sendero elocuente
convertido en muela del cielo que se aproxima y deshace la piedra
en ríos que bajan como collares.
El me
relata un rumor al fondo como a la escucha
de un universo que huye
y que yo sigo por el sesgo conocido
de la infinita rapidez.
de un universo que huye
y que yo sigo por el sesgo conocido
de la infinita rapidez.
Esta voz
lejana me hechiza
los párpados que nadan
los antiguos oros que ya no me excitarán jamás…
los párpados que nadan
los antiguos oros que ya no me excitarán jamás…
Gérard Murail
Francia
Francia
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