Cuando las bellas creaciones poéticas de Isabel Díez Serrano se alían con el afecto de una amistad transparente y la admiración que este comentarista siente por la autora, escribir sobre una obra suya que merece aún más resonancia que la que ya tiene, es una delectación tan entrañable que muy pocos la disfrutan en su caminar cotidiano. Por eso, lleno mi psique de entusiasmo y doy a conocer a los posibles lectores el mundo real de este poemario de una actualidad total.
Magistral y de necesaria lectura es este libro que nos da a conocer, en las exposiciones de su creadora, los sentimientos, pensamientos, reflexiones… de esta poeta en continua catarsis con la poesía, como compromiso leal y fructífero con el presente, de cuya sangre, como sabemos, ya se está alimentando el mañana.
La poesía de la poeta madrileña, afincada en San Lorenzo de El Escorial, Isabel Díez Serrano, es inmensamente profunda, auténtica, y sin adornos superfluos. Una poesía, la suya, desprovista de ese ropaje que oculta la esencia de aquello que brota en los incontables valles y llanuras afortunadas por su capacidad productiva, creadora, allá en los interiores de su ser pletóricos de ingenio, vivacidad y claridades. En definitiva, la poesía de Isabel Díez tiene, desde sus raíces, un ímpetu que nada ni nadie han podido amansar.
Sí. Nuestra poeta irradia tal energía, percibida también, con suma integridad y pureza, en sus versos, como es habitual en aquellas personas, poetas que aman la poesía por encima de todo cuanto en el mundo existe. Energía esta que nos envuelve, nos penetra, nos colma de ese entusiasmo y valor del guerrero de la positividad, tan cálidos como transparentes y maravillosos, que todos los humanos anhelamos poseerlos y ejercitarlos por los caminos de la vida…, impregnándonos, al mismo tiempo, de ese encanto que nos transforma en soles capaces de sentir los inaudibles latidos de la beldad en aquello que sucede o hace acto de presencia en el orbe, pero que es inapreciable o indiferente para la mayoría de los hombres y mujeres por diminuto o cotidiano.
Me contaron un cantar está escrito en décimas (318) arracimadas en 80 glosas. Los versos que inician estas glosas son de: mis queridos amigos poetas admirados Fredo Arias, Francisco Henríquez, Clara Lecuona, la propia autora… La décima es un tipo de estrofa utilizada frecuentemente dentro de la poesía popular española e hispanoamericana (Cuba, México, Chile…), particularmente dentro de la improvisación (payas), y su denominación se debe a que está constituida por estrofas de diez versos octosílabos, con rima consonante.
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