EL VIAJE
A Elio Jerez Valero
He caído,
profundo,
por mí mismo,
y he visto el corazón,
como una casa sola, donde el viento
golpea puertas y ventanas.
El me ayuda a negar la luz
o a descifrar la lluvia
o el secreto de los pájaros.
Me da la compañía
de quien entierra,
muy amorosamente,
los recuerdos.
Me desata en los relámpagos.
Me lleva, de su brazo,
por las calles,
donde uno se va muriendo,
o donde puede estar más solo
que en la misma soledad que tiene adentro.
Me acerca hasta tu cuerpo.
Me convierte
en tu otra piel,
en la rosa o el olvido.
Y me lleva, por fin, a todas partes,
porque soy el hombre
que ha tardado millones de siglos construyendo
el instante supremo de su muerte.
EL FINAL
a Dionisio Aymará
Vengo de muchos sitios.
Algunos
se llaman polvo, ceniza, estrellas.
Se llaman "adiós", "te amo" o "hasta luego".
Los años,
(mejor decir el tiempo),
me han ido separando
de los seres que amo,
de las cosas
que transitoriamente fueron mías.
Ahora,
me voy acercando hasta mi encuentro.
Comenzaré
por hacer el inventario de todas las memorias.
Por buscar un bello nombre para cada nostalgia.
Por crear un rostro hermoso para cada recuerdo.
Por despedirme de las manos infinitas.
Y, después, sí.
Que todo se borre del espejo.
EL COLOR DEL HOMBRE
El hombre no tiene color.
Puede ser blanco, negro o amarillo,
porque no tiene color.
Se dice que es hecho a semejanza de Dios,
precisamente
porque no tiene color.
Pierden los blancos el tiempo siendo blancos,
los amarillos siendo amarillos
y los negros siendo negros,
porque el hombre no ha tenido ni tendrá color.
El hombre es un instante,
alto y delgado fuego contra el viento,
en la mitad del mar.
Por eso, ha de tornar, un día,
a la ceniza inexorable.
Porque no tiene color.
EN SOLEDAD
a Jaime Tello
¿No ves
esta soledad que me asedia,
que está en todo lo mío,
su vacío de seres amados
y su atribulada estirpe ?
¿No ves cómo ese mar
me tiene aún sitiado
con su furor volcánico,
aprisionado en mis paredes,
indefenso y perdido ?
Toda mi fortaleza
viene de esta batalla cotidiana
y de quienes me antecedieron en la muerte.
Marco Ramírez Murzi está considerado como uno de los más sobresalientes poetas de Venezuela. Nació en 1926, en la ciudad fronteriza de San Antonio del Táchira, ciudad que le considera como uno de sus hijos ilustres. Fue durante el curso de su vida un incesante promotor cultural. Fundó por iniciativa propia la Casa de la Cultura (Ateneo de la Frontera), que hoy lleva su nombre
Es autor de los libros de poesía titulados: “Entre el cielo y la tierra”(1947); “Antes del olvido” con prólogo de Julio Barrenechea (1951); “Alta noche”(1955); “Otra soledad” con ilustración de Carlos Cruz Díez (1956); “El prestidigitador” (1956); “Antología Poética” con prólogo de José Ramón Medina (1960); “Sólo poemas”(1963); “La rosa y el verano”(1963); “Sin geografía” edición bilingüe hecha en Paris, Francia (1963); “El bufón de barba gris”(1966); “De amar y andar”(1967); “Rito sagrado”(1971); “El regreso del agua”(1975); “Galería de los espejos”(1975); “Viento del Oeste” (1978); “Contraposiciones” (1981); “Los estigmas” (1987); “Todo poesía” (1990); “Linaje de Neptuno” (1993) y “Sentencias del viejo pescador” (1994).
Marco Ramírez Murzi murió en Caracas en 1997.
No hay comentarios:
Publicar un comentario