martes, 23 de enero de 2018

CRONICAS




LOS SOMBREROS VENEZOLANOS
Luis Beltrán Guerrero. (CANDIDECES)



TOLEDO no sólo es famoso por sus espadas y el Greco: también por sus sombreros, gorras y bonetes. Cervantes dice de Don Quijote que sentado, tenía puesto un bonete colorado toledano. Gracias, en su Criticón, consagra una página a los chapeos españoles, de vario y rico tipo: altos, bajos, chiquitos: anchurosos. Azorin nos ha hablado de los talleres de sombrería en Toledo por 1520, de donde salían los más elegantes, los más airosos sombreros, gorras y bonetes que pueda ponerse un caballero.

Una celosa dama del Cancionero Popular de Tucumán, interroga a este prenda: "Sombrero viejo y rompido, anoche, ¿donde has dormido?. A lo que sabiamente comenta nuestro querido y tan admirado Ricardo E. Molinari: "¡El vehemente preguntar al sombrero del hombre tan dramático! Esta prenda, tal vez, la más constante y reservada en la vida de una persona. El sombrero es compañero de malas y buenas. No cuenta, no se pone a aconsejar; no protesta donde lo colocan, pero el caballero limpia con su pesada mano el lugar por si contiene polvo y la descansa con suavidad y le vuelve los ojos al retirarse." Prenda henchida cargada de ser: como el reloj, el cuchillo, la pipa.

En esta época de sinsombrerismo, hablar de sombreros acaso sea hacer historia. Chambergos, calañeses, cordobeses: el sombrero de canal, el de canoa, el de tres candiles, el de catite, el de copa, el de medio queso, el de muelles, el de teja (de uso eclesiástico), el gacho, el flexible, el hongo, el tricornio, el de tres picos (famoso por el cuento de Alarcón), el Jipijapa: el panameño (que es ecuatoriano), que gustaba usar el General Gómez, de donde aquel retruécano: No es lo mismo el Consulado General de Panamá, que el General con su panamá de lado.

El sombrero pelo de guama ha sido el característico de nuestro pueblo. El sombrero de pajilla, por fresco tan tropical, es capítulo que escribirá Pablo Rojas Guardia, cuya juventud transcurrió en la Sombrería de su señor padre.

Venezuela ha aportado al mundo dos sombreros famosos: El "ros" (chacó pequeño, de fieltro de Olano, noble de la Península, humilde hijo de "la Capitana" en Venezuela; uno de los grandes romanticos, inmortalizado en el retrato de la tertulia del Parnasillo: el poeta del soneto famoso en que comparte el amor con sus dos patrias: el criptico autor de El Doctor Lañuela, que aún espera un analista de la talla de Dámaso Alonso.

El otro sombrero venezolano que echó a andar por el mundo, es el "Bolívar". Desde 1816 el "sombrero Bolívar" es muy usado en Europa. Lo portan Lord Byron, Enrique Heine, Silvio Pellico, Bellini, Botzaris, el tenor Rubinni, la trágica Raquel, Alejandro Dumas, Eugenio Sué, Victor Hugo nos habla de él en Los Miserables y Hostand en El Aguilucho. La moda del "sombrero Bolívar" dura más de cuarenta años. Los aristócratas le opusieron el sombrero Morillo, "sin alas, estrecho y ridículo, pero éste fue arriado bien pronto como un bandera en derrota, ante el extraordinario entusiasmo que produjo en los liberales europeos la victoria de Boyacá"., según atestigua Carlos Borges en página olvidada en las antologías y reediciones de su obra (El Cojo Ilustrado, Nº 493, I VI, 1912) 

Ya suelo usar por las noches ventosas y frías una vieja boina azul. Pero en un retrato que el pintor rumano Popescu me hizo en 1942, por orden del actual Presidente de la Cámara de Comercio de Caracas, don Ramón Imery, aparezco luciendo un corto sombrero verde . Ramón entonces era poeta y dueño de sastreria. Regalaba a sus clientes con retratos en la época pascual.

Ramón conserva, no obstante sus bien ganados denarios, el espiritu generoso de siempre por el cual se hermanó con Andrés Eloy Blanco. Yo dejé de usar sombrero, y no seguí el ejemplo de mi compañero mayor Don Pedro Sotillo., quien continúa llevando sobre su testa horsalino alón e imponente.

Viéndome en ese retrato de hace 31 años de verde vestido y con verde sombrero, me pareciera estar frente a una imagen premonitoria. Y recuerdo al poeta cubano Mariano Bruli en su Verde Halago: "Por el verde, verde / verdería de verde mar / Rr con Rr / Viernes, virgula virgen / enano verde / verdularia cantárida / Rr. con Rr. Verdor y verdin / verdumbre y verdura / verde, doble verde / de col y lechuga Rr con Rr. / en mi verde limón / pájara verde. Por el verde , verde / verdehalago húmedo / extiéndome. Extiéndete. Vengo del Mundodolido / y en Verdehalago me estoy".

Y si alguien , el importuno que no quiere concordia, sino transplantar odios extraños, me dice que confundo historia de los sombreros con poesía, y poesía con política, le diré: "No quiero, pero échalo en el sombrero". Siempre que política sea noble pensar liberal y patriótic, por sobre ultras de derecha e izquierda. Y aún más: "Sobre la yerba, la palma; / sobre la palma, los cielos; / sobre mi caballo, yo; / sobre yo, mi sombrero", como el llanero exalta su coraje e independencia. Y más: "Al cantarle al Niño / quítese el sombrero / porque se respeta / al Dios verdadero."

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