viernes, 20 de abril de 2018

POETISA ELENA VERA



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Elena Vera. (Caracas, 1939-1996). Poeta, ensayista. Profesora de Literatura y Latín (Pedagógico de Caracas¨), Licenciada en Letras (Universidad de los Andes), Magister en Literatura Hispanoamericana (Instituto Pedagógico de Caracas) y en Literatura Venezolana (Universidad Central de Venezuela). Publicó los poemarios El hermano y el extraño hombre (1959), El celacanto (1980, premio José Antonio Ramos Sucre),Acrimonia (1981, Premio Universidad de Carabobo), De amantes (1982), Sombraduras(1988), El Auroch (1992). PremioAlfonsina Storni (1983) por su poema Huésped, Premio de la Academia de la Lengua, mención Ensayo, por su trabajo Los Fabuladores(inédito), sobre novela venezolana contemporánea, Premio Municipal de Literatura 1986 en ensayo con Flor y canto: 25 años de poesía venezolana (1958-1983). Presidió la jefatura de las cátedras de Literatura Venezolana y Literatura Latinoamericana en el Instituto Pedagógico de Caracas. En la Asociación de Escritores de Venezuela ocupó cargos directivos, entre ellos el de presidenta. Trabajó de manera constante por la difusión de la literatura venezolana.
De Amantes.
I

Soy
la amante
No
me mires con desprecio
No tengo el número dos
en la frente
ni
sus besos ansiosos
me han abierto llagas
Soy
la amante
La que tiene todos los sueños
del mundo
y los secretos.
XI
Todos los días
mi cuerpo tiembla por ti
pero tú
ni te enteras
Duermes plácidamente
en tu cama king-size
abrazados a ella
a tu vieja costumbre
de viejo mueble usado
Te estás muriendo en vida
Te estás cayendo a pedazos
y ni te enteras
Y mientras tanto
tiemblo por ti
aaaaaaaatodos los días
Yo que soy la vida
Yo
que soy la flor de la maravilla.
Huésped.
No me siente usted en su alta mesa

no me tiente con sus manjares delicados

no me dé a beber de ese licor exquisito

no me deslumbre con sus ademanes

no resquebraje la aparente frialdad de mi cuerpo

no entre así, viento terrible, en mis días

no me enseñe el otro lado del poema

no me decrete nuevas emociones

no le conceda otro ritmo a mis noches

no borre la verdad de mis amaneceres

no diga que me ama

tendría miedo a la melancolía de la ausencia

Deme posada en el último cuarto

allí

donde nadie sepa

un sorbo de agua, apenas, para la sed

y sopa caliente para confortar el cuerpo

me iré cuando haya descansado

entraré

suavemente

en la noche


y caminaré bajo las estrellas.

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