EL JOVEN CUENTISTA VENEZOLANO, NOS SORPRENDE CON OBRA DONDE ADVERTIMOS SU VERDADERO DERROCHE DE BRILLANTE IMAGINACION, DESCRITOS POR EL AUTOR CON PINCELADAS QUE CALAN HONDO. ES ASÍ QUE HEMOS SELECCIONADO UNO DE SUS CUENTOS COMO UNA MUESTRA A LOS LECTORES SOBRE L CALIDAD E INTELECTO DE SU AUTOR.
SACRILEGIO
¿Quién me presta una escalera para subir madero, para
quitarle los clavos a Jesús el nazareno?
Saeta popular Folclore español.
iSacrilegio...! ¡Sacrilegio...! Gritaba la mujer al salir
despavorida de la iglesia, era una mujer regordeta con largo faldón negro, al
cruzar la polvorienta plaza parecía flotar en el aire; Ramón el fotógrafo hizo
un alto en sus labores y alzando los hombros se dijo "y a esta pazguata
que le pasa", luego levantó, la negra manga de su cámara e introdujo la
cabeza para 'colocar la placa fotográfica, en esa posición daba la sensación de
ser engullido por un avestruz de tres patas. Un murmullo de personas que se acercaban
le hizo levantar la cabeza, pudo ver un grupo que se dirigía a la iglesia, encabezados
por la mujer del negro faldón y el cura del pueblo. Se unió a la multitud, y al
entrar a. la iglesia casi todos hicieron una lave genuflexión y se persignaron
siempre guiados por la mujer de los gritos se dirigieron al lado izquierdo de
la nave para irse a arremolinar alrededor de un mesón, donde todos con asombro
pudieron contemplar al Cristo con sus brazos en cruz acostado de espaldas y
reposando su cabeza sobre un cojín. Al reponerse dé la impresión pudieron ver
la cruz tirada a lo largo apoyada a una columna.
Entonces comenzaron las conjeturas y opiniones sobre quien o
quienes podrían ser los responsables de tan sacrílego acto, pues en el pueblo
jamás había ocurrido acta vandálico alguno; mientras todos comentaban y se
movían de un lado a otro, el sacerdote, pudo comprobar que no faltaba nada, así
como tampoco habían señales de que alguna otra imagen haya sido violentada.
A causa del estupor que en todos había causado el hecho,
.nadie había notado la figura delgada de un hombre oculto detrás de una
columna; se trataba de José "el loco", cómo era conocido por todos
desde siempre, pues su presencia en el pueblo se perdía en la memoria de los
habitantes, nadie sabía cuándo. ni de. donde había llegado; al reparar en él,
comenzaron a interpelarle: ¿quién, o quiénes fueron?, ¿a quién o a quienes
vistes?, todas estas preguntas y otras más se las hicieron en forma atropellada
y acompañadas de miradas inquisidoras, a toda está descarga de interrogantes la
única respuesta que recibieron fue un movimiento negativo de cabeza y la mirada
inexpresiva de unos ojos de extraño brillo que parecían no mirar a nada. Pasado
el revuelo y aprovechando que entre los presentes se encontraba el carpintero
del pueblo, se nombró al grupo que se encargaría de volver a colocar al Cristo
en su cruz
Al dispersarse la gente en pequeños grupos surgieron muchos
comentarios, hipótesis y hasta chistes; no faltó quien irónicamente acusara a
José, aunque también hubo quien lo defendiese con el argumento de ser mucho
trabajo para un solo hombre, pero el que acusó a José defendió su ponencia
alegando que inexplicablemente los locos estaban dotados de una fuerza
extraordinaria de esta manera surgió la duda en muchos de ellos, y concentraron
sus sospechas en José. Así durante algún tiempo en las reuniones, en el bar; en
tertulias y en cualquier evento salía a colación el caso de José y de otros
locos que en situaciones apremiantes habían hecho gala de descomunal fuerza,
así como la capacidad que tienen para sobrellevar el hambre y soportar la
intemperie; también se comentaba el hecho ocurrido cuando el carpintero y sus
ayudantes clavaron de nuevo a Jesús en la cruz, José contemplo con horror la
labor de aquellos hombres que recreaban ante él un hecho acontecido hace ya más
de dos mil años, al terminar su tarea y pasar frente a él, este les dirigió una
mirada acusadora.
Lentamente fueron pasando los días, semanas y meses, y poco
a poco el asunto del Cristo se fue olvidando; el pueblo seguía viviendo sus
días de calurosa y pesada calma ya ni en
el bar, ni en las tertulias de la plaza, ni los que en busca de sombra sentaba
en sillas apoyadas en dos patas y recostadas contra las casas en la tardes de
calor se volvió a hablar del asunto.
Al acercarse la fecha de las fiestas patronales las mujeres
del pueblo con esmero y dedicación organizaban rifas y tómbolas, también con
devoción se ocupaban de todo lo concerniente a los arreglos y decoración de la
iglesia; cada beata tenía una tarea asignada, por casualidad le toco bordar el
nuevo mantel de la mesa donde se oficia la misa a la misma mujer que tiempo
atrás había hecho el descubrimiento del sacrilegio asunto del Cristo, se
encontraba tan absorta en tomar las medidas que no notó la novedad; solo al
terminar y echarse al cuello la cinta métrica se dispuso a salir, al levantar
la cabeza quedó horrorizada al notar nuevamente la falta del Cristo, se hizo la
señal de la cruz y tan despavorida como la primera vez salió dando voces al
cruzar la laza despertó al polvo que aún dormía en la quietud de la mañana, el
fotógrafo todavía no había instalado su cámara, se disponía a hacerlo cuando
los gritos le sobresaltaron, sin pensarlo corrió en sentido contrario al que
llevaba la mujer y entro a la iglesia, se dirigió al sitio donde se encontraba
el Cristo, no se sorprendió pues la situación era semejante a la anterior, se
preguntó ¿Quién o quienes estaría actuando con tal pertinacia?, ¿Quién o
quienes volvían a cometer tal apostasía?; el murmullo de la gente le sacó de
sus cavilaciones, entonces recorrió con la vista la escena, se estremeció al
reparar en un detalle que la gente ya aglomerada en el sitio no había notado,
en el mesón corno la vez anterior yacía en reposo el cuerpo del Cristo, sic acercó
y sintió un escalofrío al comprobar lo que a la distancia le había parecido una
ilusión óptica causada por la luz que a esa hora de la mañana se colaba por los
vitrales; pero si, era cierto lo que veía, el Cristo reposaba con los ojos
cerrados y los brazos cruzados sobre el pecho, teniendo entre sus manos
entrelazadas una rosa que había sido tontada del pequeño florero colocado en la
mesa que servía de altar a la Virgen.
Al rato todos estaban alrededor del Cristo, y los comentarios
no.se hicieron esperar, corno la vez anterior surgieron conjeturas y se
hicieron acusaciones, luego acordaron volver al clavar al Cristo en la cruz en
eso alguien alertó sobre la imposibilidad de la tarea, debido a que el Cristo
tenía los brazos cruzados sobre el pecho, y por ser de yeso se quebrarían al
tratar de ponerlos en su posición original. Todos se inquietaron debido a la
proximidad de las fiestas patronales dedicadas al Cristo que le daba nombre al
pueblo.
Ese año se celebraron las fiestas sin la tradicional
procesión del Cristo. Luego de las festividades se organizaron tómbolas, rifas
y bailes con la finalidad de recabar fondos para la adquisición de un nuevo
Cristo, así como también sé recibían donaciones especiales en efectivo y joyas
con el mismo fin. Todos los esfuerzos del pueblo y la iglesia estaban dedicados
por completo a reunir el dinero necesario para la compra del nuevo Cristo, a la
vez que poco a poco olvidaba del Cristo en reposo.
Y como la vez anterior se fueron olvidando las sospechas que
recaían sobre José, y este seguía su vida normal que consistía en barrer los
alrededores de la iglesia, hacer. algunos mandados a las vecinas, sus
esporádicas escapadas a los montes cercanos y sus largas caminatas por la
carretera hasta algún caserío vecino donde pasaba algún tiempo, para luego
volver al pueblo sin que nadie echara de menos su presencia.
Pasaron los meses, y al tener el dinero suficiente se hizo
el encargo del nuevo Cristo a un escultor famosa de un lejano país. Al llegar
el aviso del próximo arribo del Cristo al puerto de la capital, fue nombrada
una comisión para hacer el recibimiento y el posterior traslado hasta el. Pueblo
para tal fin además del cura de la parroquia se seleccionó a lo más selecto de
la sociedad del pueblo. El Cristo fue recibido con honores en el puerto, y para transportarlo
se contrataron los servicios de un pesado camión.
El "loco" José se alejaba del pueblo en sus acostumbradas
caminatas; cuando vio a lo lejos una nube de polvo que se. acercaba, a llegar hasta
él se hizo a un lado de la carretera y el enorme camión paso cerca de él como
un cometa dejando tras de sí su enorme cola de polvo, pudo ver sobre la
plataforma del vehículo a! nuevo Cristo crucificado mostrando en su cara
ensangrentada una mueca de dolor. Por un momento se detuvo, luego quiso seguir
su camino más el recuerdo de la faz agónica del Cristo le hizo volver sobre sus
pasos por el empinado. camino, para perderse en la nube de polvo dejada por el
camión.