miércoles, 20 de mayo de 2015

A NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE DE LA MANCHA























¿Qué súbita llamada de aventura
se armó, señor, poeta y caballero?
Ya sin coraza fiel ni limpio acero
puedes cruzar la ilímite llanura.

Tal en la luz su desolada altura
ciñe, a la noche, el pávido lucero,
puebla de claridades tu sendero
la encendida razón de la locura.

Apenas hoy, desnuda, en la memoria
yace tu sombra. Apenas la ilusoria
brisa del tiempo fustigó tu ceño

Sólo tu brazo, ciego en el vacío,
vela en su alucinado poderío
por la transida plenitud del sueño.

Dionisio Aymará
Venezuela

jueves, 14 de mayo de 2015

ANTOLOGIA


































Fernando Paz Castillo fue un escritor venezolano que cultivó fundamentalmente la crítica literaria y la poesía. Nació en Caracas el 11 de abril de 1893 y falleció 88 años después en esta misma ciudad, el 30 de julio.
Su pasión por la literatura comenzó cuando Fernando era todavía pequeño. Le gustaba quedarse horas junto a la enorme biblioteca de la casa de sus padres, devorando libros de todos los géneros; más tarde empezó a escribir, y ya no pudo separarse jamás de las letras.

Como intelectual, ha ofrecido grandes aportes a las artes de su tierra; cabe mencionar entre otras cosas que fue uno de los fundadores de la revista "Cultura", en la cual además publicó algunos de sus poemas y comenzó a hacerse conocido. 

Posteriormente también colaboró con la fundación del Círculo de Bellas Artes.

Perteneció a la Generación de 1918, la cual es considerada como el tronco fundamental en el que se eleva la literatura contemporánea de Venezuela, y el propio Rómulo Gallegos, dedicó especialmente para Fernando su novela "La Trepadora", mencionando que fue Castillo quien le sugirió la trama.

Algunas de sus obras más populares son "La voz de los cuatro vientos", "Entre pintores y escritores" y "La mujer que no vimos". En esta web podrás encontrar dos de sus poemas: "Perdido" y "Poesía".



Perdido

He caminado tanto
que ya no puedo distinguir mis huellas.
He perdido el camino tantas veces
y tantas veces he emprendido nuevas sendas
que desconozco el punto en que me hallo.

Me guía la subconsciencia:
una cosa aprendida y olvidada,
una primera fuerza.

Solo en la encrucijada soy un centro.
Giran los soles, pasan las estrellas
y yo persisto porque soy idea.

Me paro a distinguir y no distingo.
Hay roquedas, abismos y malezas,
y caminos que huyen, se confunden,
se disparatan en la tarde inmensa;
pero, aunque he olvidado mi camino,
me guía la subconsciencia...

Hoy siento en mí una fuerza
que busca desplazarse,
que se quiere quebrar, pero está firme;
que se quiere escapar, pero está entera...

... Y he caminado tanto
que ya no puedo conocer mis huellas.

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Poesia

La calma,
lejana, íntima
que tiene el ímpetu audaz
del monte altivo.
El resplandor dormido,
más rojo que el rojo
y menos rojo
que el rojo,
sobre la inquieta llama
o en la llama agonizante.
El punto
Indefinido
De donde regresa la mirada
insegura,
de conquistar la nada
de su origen.
La palabra buena,
la palabra mansa
que al fin de muchas luchas,
y triunfos y derrotas,
encuentra,
que sólo sabe comprender, callada.


Fuentes: http://www.poemas-del-alma.com/fernando-paz-castillo.htm

martes, 5 de mayo de 2015

ESPECIAL FELIZ DÍA DE LA MADRE




Ilustración: José Pardo



AMOR DE MADRE

Fue después del sollozo
cuando desperté y ahí estabas.
Me esperaste con la alegría y el dolor
con la angustia y la agonía, con la incertidumbre
de no saber que color usar.

Tantas y tantas veces te debatías
entre azul y rosado... entre rosado
y blanco, y fue entonces cuando dijiste
que se lo que Dios quiera. Así vine al mundo
contigo siempre a mi lado.

Tu me viste crecer y yo envejecer.
Yo cada vez más alto;
tú cada vez más baja.
Pero siempre ahí cuando te necesito.
Eres el motivo que me mantiene, 
que me guía y a tí
dejo mis herederos para que rieguen
la tierra con la
sábila de la felicidad.
La luz irradiante, paso a paso
tú aplicas las ideas de mi vida.

Estás en mí como sabiduría y me regocijo
al saber, cada
día que estás con vida, que estás ahí
Madre.

Dios te bendiga.

El Padre Andrés


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Madre. .
.....Magicos Recuerdos

La huella de tiempos. ..
Besa tu rostro.
Manos han vencido
Penurias Amorres y
Nostalgias.

Madre eres magico
Recuerdo. ..refugio infinito
Añoranza.
Buscas estrellas
Para ofrecerla a 
Tus hijos..
El invierno de tus 
Años nos lleva a
Caminos seguros

Llenas mi alma
Apaciguas mis 
Angustias.

Madre déjame
Susurrar...versos 
En silencio
Para escribir 
Tu nombre 
En el firmamento.


Judith Villamediana

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Pensamientos de Madre

La Madre busca
Recuerdos de sus
Hijos
Crecen..
Y sus huellas
Dejan historias
Que contar..
La Madre oorgullosa
Besa la frente de
Sus hijos

La abuela desde el 
Cielo da su Bendición
Les mira bajo
La luz de su corazon.

Da sombra bajo  
El arbol de bellos 
Frutos.

Espera Madre..
Tengo algo
Que regalarte
.mi profundo respeto
Y amor.
Valga hijo
Es el mas hermoso 
Tesoro.
Siento que correteas...
Como ave en busca
Del Nido. 
Gracias es
El mejor regalo
En el día de
La MADRE.


Judith Villamediana

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FILAMENTOS CON LA MADRE

1
Hablaremos del tiempo de los lirios
de la bandera hermana de la ausencia
hablaremos de Dios.

2
Como si me esperaras en el tiempo
celeste y nieve de melancolía.

3
¿En dónde estás figura inmaterial?
en cual desvelo mustio desdoblado?
Imploro al cielo pálido con visos
de un oro fugitivo en esta tarde
mirándose en el cielo que no vuelve.

4
Allá en opaca tierra sin encuentro
sometida al espectro del mutismo
idolatrado flor de la añoranza
oh suerte de magnolia consumida.

5
Jazmín donde la sombra permanece
a manera de un friso de un adiós
jazminero de amor pálida efigie
sellada por el aire funeral.

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EL ECO DE TU VOZ

El eco de tu voz
llega hasta mí
en estos instantes
en que te sueño,
te recuerdo,
y eres arrullo,
manantial,
agua fresca que cae sobre la frente;
bautismo y confirmación
de tu presencia, madre,
en este tiempo de aconteceres.

Tu te haces visibles
y descanso en tus brazos,
como al comienzo en tu vientre,
con el calor de tu regazo,
con tu pecho y las mies
en mis labios,
y la luz de tu sonrisa
para esa oscuridad de mis ojos.

Hoy declaro que ya
no hay tinieblas en mí
aunque hace mucho tiempo
te fuistes al arcano.
Tu regresas, una y otra vez,
eres el angel de luz
en estas instancias
donde no existe el olvido.

Orlando Materán Alfonzo








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PRESENCIA


En cada rayo de luz,
en cada canto de ave,
en cada rosa que florece,
ahí estás tú.

En cada rincón del día,
en cada sueño mío,
en cada nuevo amanecer,
ahí estás tú.

Con el viento juguetón,
con el aroma de las flores
como algo muy sagrado,
ahí estás tú.

En el pasar de los años,
en el milagro de la vida,
en cada sitio de mi ciudad,
ahí estás tú.

Así estás… madre mía,
presente en todo,
en el tiempo, en la vida,
ahí estas tú.

Orlando Materán Alfonzo
De la obra "Poemario a mi madre". 
Editorial "Graficas Salesianas". 
Caracas, 1962

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¿Qué es la Madre?

Cuando abrimos los ojos al mundo, y observamos asombrados lo que nos rodea, el primer rostro que visualizamos es el de nuestra madre, y la nutriente que nos da su leche materna. Es indescriptible el amor que sentimos por ella. Nos acostumbramos tanto a su protección, que solamente cuando se nos va para siempre, tardíamente reflexionamos, y nos damos cuenta que no fuimos capaces de comprender lo que verdaderamente valía. No hay nada comparable al amor de una madre. Nada nos llena tanto como ella. Ni la fama, ni la gloria, ni el dinero. Felices los que poseen la dicha de tenerla, de recibir su bendición y de acobijarse en su pecho. Demuéstrenle en vida ¡cuánto la aman! Ningún sacrificio que haga es suficiente al ver la alegría que reflejan sus ojos, cuando la abrazamos y le decimos Madre, aquí estoy porque sé que me necesitas. ¡No te dejaré nunca! ¡Te amor! ¡Bendíceme!
Andrés Eloy Blanco, en su poema “El Regreso a la Madre”, decía:

Cuando falte a mis hombros, madre mía, la fuerza,
cuando cerca del surco cuando me siembren llegue;
cuando ya hasta el más leve remolino me fuerza
y hasta el peso del alma me doblegue…
tu recuerdo, ese fardo de diamante,
seguirá siempre firme sobre mis hombros muertos,
¡porque en todas mis penas AMOR es un gigante
Y el cariño es un Hércules con los brazos abiertos!
Madre: En este coloquio feliz de mi regreso
dos cielos bendigamos:
La patria, donde nuestro corazón está preso;
la madre, que es la patria que primero habitamos.
Y déjame dormir sobre tu traje,
sobre tu vientre, escena de mi primera aurora,
para soñar que voy por un  ramaje
donde se oculta un nido, con una ave que llora.

LA HISTORIA:

El día de las madres fue creado en el año de 1914, cuando Ana Jervis, nacida en 1864 en Grafton, Virginia, Estados Unidos; persuade con su gran elocuencia a dos senadores, para que presentaran un proyecto de ley que disponía la observancia del Día de las Madre; el cual fue aprobado por las dos cámaras. El presidente Wilson firmó la proclama para que el segundo domingo del mes de mayo del mes se celebrara el Día de las Madres en el territorio norteamericano. La verdadera alegría para Ana Jervis fue aquella en que el presidente Woodrow Wilson firmó el decreto, por lo cual se vio recompensada, logrando que en los años subsiguientes se honrara a las madres el segundo domingo del mes de mayo; extendiéndose por todo el mundo éste día a partir de los años 40.

Ana Jervis fallece en 1948, con la satisfacción de haber dejado una hermosa labor cumplida.

Ligia Chapman

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TE HE ESTADO ESPERANDO TODA LA NOCHE

a mi madre, desde la espera.



Te he estado esperando toda la noche
con la forma de un racimo entre mis manos,
como geranios iniciando sus sueños
en nuestros ojos, como unicornio celestial.
Te he estado esperando,
desde el murmullo de tu geografía
hasta más allá de los espejos, que sostienen
tus contornos de silencio;
de lluvias en los meridianos de mi grito.
Desde una lágrima terrestre
te he estado esperando,
con una tormenta de luz
en el trapecio de mis años,
en el oleaje de tus pasos
que naufragan desesperadamente
como constelaciones
que se extraviaron
hace algunos milenios.
Ante la ausencia,
te he estado esperando
en lo que calla y se renueva.



Heriberto Ordoñez
País: Costa Rica


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CANTO A LAS MADRES


Gracias por dar fuerzas
para continuar en los tropiezos
del camino.

Enséñame a decir no;
calmar la sed del no vivir...

Estar vigilante en mis sueños.

Construir castillos de realidad.

Apoyar con tu brazo mis caídas.

Levantarme cuando las fuerzas desmayan...

Gracias por tu presencia
en días de angustias;
sentir tu abrazo y oír
la palabra oportuna... como arrullos.

Gracias madre
por conducir mis pasos.

Por el soplo del viento
que da aliento
en las noches
dónde el pesar nos desvela.

A los días de entrega
y sacrificios infinitos.

Por se fuerte... enséñame a serlo.

Despiertas mis noches
para callar el ruido
que alargan horas
dónde la vida descubre el secreto.

Gracias

porque en tu ausencia
no cesan las enseñanzas. 



Judith Villamediana

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REMINISCENCIA

Madre:
            Cada vez que yo voy a la casa de campo
encuentro mi niñez bajo los árboles,
y la miro con el rubí del día
y la luz de los mangos.

            Las pomarrosas salieron a encontrarme
una fría madrugada con los cantos de un gallo,
y las aprisioné en mi boca
y más de por mitad partí los años.
después las aguas de la quebrada niña
me construyeron una flota de barcos,
que me llevó al país de los puertos
donde dormí la noche de los mejores años.

Madre:
            El tiempo es una hoja sin sangre,
y su regreso, el de palomas muertas.
a veces nos ponemos a esperarlo
recostados en el umbral del día,
y tan sólo nos acaricia el rostro
los cabellos que se alargan
a través del pudor de las pupilas.

            ¡Las noches! ¡Ah, las noches!
Todavía sostengo en las manos
aquel faro de luna derramada
y aquel violín – que ahora he descubierto era gitano –
tocando, junto al rubor nocturno, sinfonías de miel
para la fiesta matrimonial de los naranjos.
                     Después tu bendición, tu beso blanco,
las oraciones que repetía mi voz
y tus pasos custodiando el arribo del sueño
junto a mi lecho humilde que pendía de las palmas.
Pronto venía el enigma de los juegos dormidos,
y luego una muchacha rubia y de escarpines
recogía en una cesta las corolas,
la geografía sensata de corolas,
que mojaba mis dedos con su llanto
cuando salían a encontrarme
todas las muchachas de sangre del cerezo.

Madre:
            Allí, a veces, la infancia se me muere en la hierba
y tengo que cavar para encontrarla.

            Desde todos los sitios siguientes de la vida,

a esa muerta mía, prematura y con sangre,
le tengo elevado un campanario,
y junto a ti le rezo con un cirio
y le dedico parte de mi llanto.


CAMILO BALZA DONATTI
Libro: La Nueva Poesía Venezolana
Autor: José Ramón Medina
Caracas, 1959.

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ETERNIDADES
  
De no sé donde madre de no sabemos que remota
región qué duro espacio
qué secreto rincón del tiempo
vinimos
tú primero
yo unos años después
cuando tus ojos comenzaron a sonreír entre las flores
cuando empezaste a ver el mundo
mitad como era y otra mitad como
debía ser para nosotros.

Tú viniste primero
descendiente desde tu sién materia hecha para todo temblor
y para toda profundidad
y supiste lo que es abrir los ojos
y tener todo el mundo agolpado
rodeándonos
lo mismo que el tiempo madre
Yo no sé dónde sobre que nube entonces
estaría esperando que tú vinieras a buscarme
a sacarme a la luz
casi a regañadientes de mi sombra futura.

Yo no sé donde estaba cuando tú eras todavía una
y te quedabas en silencio
frente a una golondrina o una guitarra alada
sin saber
que un día desde el fondo de la ceniza
de más allá de la sangre mortal traerías
este ser mío adulto desde el llanto primero
este ser mío que minuto a minuto
sobrellevo
como un pesado fardo
madre

Y tú cómo podías entonces
adivinar tanto destino a la intemperie
tanto camino por andar
cuando aún no sabías que con todo el amor
con toda la ternura se puede
arrebatarle a las tinieblas
otro ser y ponerlo sobre la tierra
para que cada día crezca irremediable en cuerpo y alma
en dolor y pavor
hasta que sólo siga creciendo en pura sombra.

Qué decirte ahora
cuando me veo aquí distante
de ése que tú llevabas de la mano por una canción
por un prado de música cuyo verdor no apaga
ni la lluvia más honda
que decirte después de todo?

Qué más puedo decirte ahora
cuando me duele hasta el cabello que sabías
peinar como aplacando mi tristeza rebelde
mi cólera aún vestida de infancia?
Tantas palabras para morir
Tantas palabras para quedarnos allá últimos
en esos sitios donde nos encontraremos
teléfonos para decirnos «cómo estás hijo»
«cómo seguiste vieja»
Vieja que más pareces mi hermana
vieja trabajadora vieja dulce
yo no te he visto derrotada jamás.

(Hay seres como tú que no saben
rendirse que no saben
pedir tregua a la vida
seres a quienes la ternura hace más fuertes
y la fuerza más tiernos)

Cuántas veces te he visto inclinada
sobre la máquina de coser
cuántas veces he podido mirar tu silencioso
perfil inclinado sobre la mesa
donde tus manos movían sobre la tela de colores
los cuchillos gemelos de las tijeras.

Qué bien todo ese mundo mago que tú quieres
para nosotros
y por el cual pides a Dios y algunas veces
discutimos
sacando yo la peor parte
porque debe existir un cielo madre
algunas eternidad para que tú nacieras.

Después de tanto discutir sobre ese más allá
que tú nombras con la pasión que pongo yo en mis fábulas
después de todo
siempre estamos de acuerdo:
no quieres cielos sin comunicaciones
no quiero eternidades sin teléfonos.

(En últimas instancia.)

DIONISIO AYMARA
Libro: Antología actual de la poesía venezolana
(1950 – 1980)
Tomo I
Autor: J.A. Escalona – Escalona.
Madrid.
pp. 42, 43, 44

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SEGUNDO POEMA DE LA MUERTE

Ahora que la muerte tiene quietas tus manos
yo te miro venir como siempre a mis cosas,
con tu menudo paso de bíblica tristeza,
desde lo alto, desde Dios, hasta mi vida.
Y es como ayer, madre:
tus manos que reparten el pan
el adiós a los vecinos desde la puerta,
tus invocaciones al Santísimo Sacramento del Altar,
a la Virgen de Coromoto, al Beato Claret:
porque no tiene empleo el hombre de la casa,
porque no recobra la razón mi hermana enferma,
para que el «Gobierno» no me ponga entre sus enemigos.

Y tu mirada, madre, sobre mis lápices, sobre mis cuadernos,
sobre mis ropas de estudiantes
sobre esos, mis primeros versos, que eran
en tu boca como un eco, como una fiebre en tu piel.

Ahora que la muerte puso sombra en tus ojos,
El aire de la tarde te trae en sus cristales.
Tú siempre vas conmigo en mis asuntos,
Aunque la muerte tenga cautivas tus palabras.

(Quieta Elegía)

FÉLIX GUZMÁN
Libro: Antología actual de la poesía venezolana
(1950 – 1980)
Tomo I
Autor: J.A. Escalona – Escalona.
Madrid.
pp. 138


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LAS MANOS DE MI MADRE

Las manos blancas de mi madre humilde
eran dos alas sobre mi tristeza,
con su rumor callado en mi torpeza
solían bendecir sin una tilde.

Eran manos de santa en sus heridas,
con un temblor de gracia las hacían
las más hermosas cuando bendecían
al hijo en su dolor y sus caídas.

Manos de madre con la fortaleza
que pone Dios en este ser querido
ungiéndolo de encanto y de belleza.

De encanto suave y de belleza pura;
manos que no conocen el olvido,
hechas para el amor y la ternura.

PEDRO A. VASQUEZ


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LA MADRE

Es una sombra ardiente
desvivida
en cristal del amor
es una sombra errante
desplegada
como principio al cielo
es la espiga del aire
vigilante
dando su corazón y su secreto.

Nos salva su espesura
que conduce al silencio.

Vamos hacia el azul
junto a su aliento
y nos duele su ayer
río fugitivo.

Oh suave jazminero;
oh fuente pura
árbol del sentimiento
inapagable.

Neblina en medio de la trágica
ansiedad de los días
cubriéndonos guardándonos
perfil neblina adiós.

 JEAN ARISTIGUIETA
Venezuela
De. Poesía Contemporánea, 1985.


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ROSA

Rosa cuya esbeltísima presencia
queda donde una vez estuvo erguida,
toda en color y aroma sostenida,
reina del aire y de su transparencia.

Solamente el amor puso arte y ciencia
y magia y hermosura sin medida
para que ella se abriera así a la vida
y más radiante fuera su existencia.

Rosa que de mi madre y de su mano
fue preferida, entre la luz intacta
que deja en el jardín el tiempo vano.

Porque ninguna flor como la rosa
la belleza resume tan exacta
y tan desnudamente misteriosa.

DIONISIO AYMARA


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LA ROSA

Eres la soberana de las flores,
una reina de mágica hermosura,
y todo en tí pregona la ternura
en una sinfonía de colores.

Eres bálsamo en todos los dolores.
En tu cáliz ni sombre ni amargura.
Eres encarnación de la dulzura
y luz en el amor de los amores.

Un símbolo de paz para el humano,
a quien véis como amigo, como hermano,
en este mundo de esperanza incierta.

Rojo botón para la madre viva
y guirnalda filial que el blanco aviva
para la tumba de la madre muerta.

MARIO BRICEÑO PEROZO


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El día de las Madres

Un lucero se asoma por el oriente
Y una linda señora en su fulgor;
¿Por qué será que viene tan radiante?
¡Es mi Madre y me lleno de ilusión!

Eres Tú, Madrecita angelical,
Eres Tú, quien me lleno de inquietud
La más hermosa de todas las rosas,
La más candida y llena de virtud

Recuerdo me arrullabas en tus brazos;
Recuerdos de aquel día primaveral
En que pude besarte con mis labios.

El lucero se va por occidente;
La perla más hermosa y sonreída,
¡esa eres tú, Madrecita querida!.

JOB PIOBB
(Jesús Orlando Pérez Sánchez)



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Loa Ängeles, EEUU.