El pasado día 2 de Agosto se
cumplieron siete años del sentido fallecimiento del Profesor Sergio Alberto
Chapman Pettit, quien se destacó como profesor de Historia del Arte en el Liceo
“José María Vargas” de Maiquetía.
Poeta, dramaturgo, humorista,
actor, periodista, pintor, humanista, nos dejó una importante obra que bien
merece el enjundioso estudio de los críticos de arte y literatura.
Autor y director de varias obras
de teatro, obtuvo en 1972, el primer Premio con su magnífica representación de
“Una ciudad sin rostros”. Luego vendría otras piezas emblemáticas y
representativas “Sombras del Ángel Negro”, “Fuego y Cenizas”, y la “Pupila del Monstruo”
auspiciada por la
Asociación de Escritores Jóvenes de Venezuela – 1966- en el
Teatro del Ministerio de Sanidad, donde compartió honores con su esposa la
actriz de teatro Ligia San Román; Alexis Escamez y otros actores.
Al registrar esta fecha luctuosa
renovamos nuestra palabra de pésame a su esposa Profesora Ligia Chapman
Salcedo, hermano e hijos, entre los cuales se encuentra el colega Sergio
Chapman Salcedo.
Los poemas inéditos que damos a
conocer a los lectores del portal nos fueron cedidos por su esposa Ligia
Chapman Salcedo, autora de la obra en versos “Plenilunio”, que el entrañable
amigo Sergio Chapman ilustro con su seudónimo de “Sacha”.
La poesía de Sergio Chapman es de
una extraordinaria calidad donde se advierte la auténtica voz de un creador que
expresa sus pensamientos en el verso libre, el soneto y la décima, con gran soltura
y belleza.
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La Porfía
AQUELARRE
HOMENAJE A BALBINO BLANCO SÁNCHEZ
POR: SERGIO CHAPMAN
En
alpargatas, con sus bragas prietas
y el
estómago unido al espinazo,
llegó a
Caracas solo y sin maletas,
con un
libro de versos bajo el brazo.
Se
instituyó en juglar de los poetas
a
quienes la reacción cerraba el paso,
trepó
al Olimpo, vislumbró cien metas
y a
Babalú le consagró el Parnaso.
A su
conjuro, cuando el pueblo baila,
se
transforma en bongó La
Quinta Paila ,
Luzbel
degüella su mejor verraco.
Y al
Trono Celestial pide reintegro,
mientras
brama en la noche el Poden Negro
entre
aguardiente, pólvora y tabaco.
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Atardecer
Por Sergio Chapman Petitt
“Aquí te amo.
Esto es un puerto”.
Con
las últimas horas del ocaso
he
signado tu nombre sobre el tiempo.
Ritual
-definitivamente solo-,
acodado
en la prora de mis sueños,
te
contemplo.
Húmeda
de ternura emerges del recuerdo;
envuelta
en los fulgores de tu llama
inmortal,
navegas
en mi alma,
siempre
triste, callada, siempre, siempre...
Bitácora
de angustia,
la
noche mueve lejos su brújula de plata,
en
los viejos uveros se desangra la tarde.
Lejos,
lejos, desplegado el velamen,
emigran
mis palabras cual furtivas gaviotas,
a
tu encuentro, a tu mar quieto y grave,
a
tu puerto remoto donde no llegan nunca,
nunca...
Ritual
-definitivamente solo- canto.
Desata
las amarras el ensueño y te amo
con
la sed infinita de los náufragos.
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CANTO A LA ESCUELA DE ARTES PLÁSTICAS
POR: SERGIO CHAPMAN
Viejo cuartel
trocado en academia.
Guerrero con
licencia. Artista contumaz.
Inmueble
peregrino donde a un tiempo residen,
el arte y la
bohemia, en dulce conjunción.
¡Escuela de
Artes Plásticas!
Tú no tuviste
nunca vocación militar.
Cómo te haría
sufrir la disciplina,
allá en tus
mocedades de cuartel…
El pesado vaivén
de las botas iguales,
rimando
monocordes siempre al mismo compás.
Y los fusiles. Y
las bayonetas.
Y los luengos
mostachos del viejo general.
Los chistes de
la tropa, insulsa y sin gracejo.
El sueño en
desbandada al resonar la diana.
El sueño siempre
ausente al morirse la luz.
Ese no era tu
sino.
Definitivamente,
tu verdadera suerte,
era ser como estás.
Escuela de Artes
Plásticas, recinto de leyenda.
Refugio del
ensueño. Plaza del soñador.
Colmenar donde
bulle el más curioso enjambre,
que nutre su
vigilia de color y de luz.
Donde el tiempo
remansa tibiamente las horas.
Donde todas las
cosas se aroman de su nombre.
Donde ella
existe en todo, como si fuera Dios.
Yo conozco el
misterio de tus aulas inmensas,
en cuyos
pizarrones el acaso escribió:
Coplas, versos,
latines… y ocultó en un rincón,
dos nombres
esbozados a impulsos del latido
de eventual
emoción.
…/…
Yo adiviné el
anhelo de olvidados pinceles,
que en tus muros
prolongan su fiebre de color:
Desnudas
morbideces, cantos de caracolas,
tropel de potros
briosos piafando bajo el sol.
Graves temas,
trasunto de bíblicas leyendas.
Y el clamor
proletario de redención social.
Yo estuve en tus
jardines, borracho de recuerdos…
El grillo
acribillaba el silencio letal.
Y mientras
palpitaban friolentas las estrellas,
el alma, en
tiempo ausente, calcando horas pasadas,
musitaba
ternuras en tono de oración.
Triste rincón de
sueño y poesía,
tú resumes mis
ansias de manera integral,
en ti mi voz
afinca las más hondas raíces,
para ofrecer al
tiempo su fronda secular.
A ti asocio la
imagen de mi mejor momento,
en ti llegó
hasta el colmo la locura sin par,
de prestarte a
esconder y abrazar con tus ramas,
un contrabando mío
de música y licor…
Caserón tutelar,
¡Escuela de Artes!
Yo quisiera
estrenar para cantarte,
de todas las
palabras la palabra mejor,
que mi voz
floreciera al tomarte en los labios,
que pudiera
decirte, lo que no sé expresar:
Extraña
paradoja, mueble inmueble cordial,
amigo
trashumante que viajas de continuo,
consultando una
brújula en cada corazón.
¡ESCUELA DE
ARTES PLÁSTICAS!
Viejo cuartel
trocado en academia,
por la gracia de
DIOS.
Caracas, Venezuela. Octubre de
1979.
Por Sergio Chapman
De frente al arpa, como
buen llanero,
al propio Satanás reto en
tu nombre,
haciéndole saber al mundo
entero,
que han unido sus voces,
Dios y hombre.
Mas, si me quedo solo y
escotero
por culpa de la suerte,
no te asombre
verme arrollar, con
voluntad de acero,
a los cantores de mayor
renombre.
Después iré a buscarte,
llano adentro,
y al no lograr que vengas
a mi encuentro,
mientras tu enojo al
vendaval se acopla,
cual turupial de fuego,
entre cenizas,
resumen de mis sueños
vueltos trizas,
forjaré para ti la mejor
copla.