En el panorama literario nacional hace su aparición LIGIA CHAPMAN, cuyo poemario PLENILUNIO fulgura con luz propia. Los poemas de esta autora son diáfanos, estructuralemte sencillos y musicalmente expresivos; nos cautivan por su variedad y nos inducen a pensar muy seriamente en la profundidad de cada tema.
Fernando Fuentes.
AÑORANZA
Todo el fulgor de ese oro
que a diario derrocha el sol,
toda esa lumbre de plata
que despilfarra la luna,
todo el brillo de esas joyas
que malgastan las estrellas,
no le bastan a mi anhelo
para olvidar tan siquiera,
un solo instante de ausencia,
de quien se fue para siempre
sin ocultar su dolor.
que a diario derrocha el sol,
toda esa lumbre de plata
que despilfarra la luna,
todo el brillo de esas joyas
que malgastan las estrellas,
no le bastan a mi anhelo
para olvidar tan siquiera,
un solo instante de ausencia,
de quien se fue para siempre
sin ocultar su dolor.
Lo nombro. A solas.
En mi silencio, en mi nostalgia;
y no alcanzo a comprender
cómo he logrado hasta ahora
sobrevivir sin su amor.
En mi silencio, en mi nostalgia;
y no alcanzo a comprender
cómo he logrado hasta ahora
sobrevivir sin su amor.
Tan solo alivia mi pena
la certeza de saber
que también él me recuerda
y comparte mi sufrir;
cuando a solas, en silencio,
con nostálgica pasión,
tampoco pueda explicar
cómo le ha sido posible
existir hasta el momento
sin disfrutar mi querer.
la certeza de saber
que también él me recuerda
y comparte mi sufrir;
cuando a solas, en silencio,
con nostálgica pasión,
tampoco pueda explicar
cómo le ha sido posible
existir hasta el momento
sin disfrutar mi querer.
Y mientras cae la tarde,
y todo entre cielo y tierra
invoca el nombre de Dios;
al concluir mis plegarias,
para olvidar mi pesar,
sólo le pido al Creador
que haga feliz al ausente;
que le lleve con el aire
el jingle de mi reír
y que me traiga la brisa
el cascabel de su voz.
Ligia Chapman
____________________________________
INSONDABLE
Sueñas ángel mío,
Ligia Chapman
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LA NIÑA DEL CABELLO VERDE
Autosugestión, sueños, esperanza,
verde de tu cabello hasta lo absurdo.
Todo en ti evoca el mar;
Tus palabras, tus ojos, tu sonrisa,
tu afán de cabalgar los hipocampos
y deshojar la Rosa de los Vientos,
entre la tempestad, en la tormenta,
más allá de lo ignoto.
Yo apenas superviso del naufragio
y sueño con tu amor,
en otra latitud, bajo otro cielo,
sin brújula, sin ancla, sin amarras.
Absorto en la contemplación de los abismos
siderales, terrestres, oceánicos.
Reflexiono… pienso con el cerebro y con el alma.
¿El corazón? Es un reloj sin ritmo.
¡La Gaviota! Todavía persigo una gaviota.
Amanece de pronto sobre el mundo
y estoy solo de nuevo con tu imagen,
saturado de sal y de amargura.
Te recuerdo, al margen del dolor y la distancia.
Tu voz habla de cosas que no escucho,
que no quiero entender, que ya no existen.
Anochece de pronto sobre el mundo
Y el mar viene a decirme que no cante.
Enmudezco… toda la vida guardaré silencio.
Y tú, mi niña del cabello verde,
volverás a espolear los hipocampos,
sepultarás mis sueños en la arena,
y en holocausto, dejarán tus manos
una estrella de mar sobre mi tumba.
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INSONDABLE
Sueñas ángel mío,
sueñas.
Dime vana sombra,
dime,
si oyes mis lamentos.
Si tu voz me nombra
cual si fueras un eco;
un dulce recuerdo.
Un rumor perdido
en la noche del tiempo.
Ligia Chapman
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LA NIÑA DEL CABELLO VERDE
Autosugestión, sueños, esperanza,
verde de tu cabello hasta lo absurdo.
Todo en ti evoca el mar;
Tus palabras, tus ojos, tu sonrisa,
tu afán de cabalgar los hipocampos
y deshojar la Rosa de los Vientos,
entre la tempestad, en la tormenta,
más allá de lo ignoto.
Yo apenas superviso del naufragio
y sueño con tu amor,
en otra latitud, bajo otro cielo,
sin brújula, sin ancla, sin amarras.
Absorto en la contemplación de los abismos
siderales, terrestres, oceánicos.
Reflexiono… pienso con el cerebro y con el alma.
¿El corazón? Es un reloj sin ritmo.
¡La Gaviota! Todavía persigo una gaviota.
Amanece de pronto sobre el mundo
y estoy solo de nuevo con tu imagen,
saturado de sal y de amargura.
Te recuerdo, al margen del dolor y la distancia.
Tu voz habla de cosas que no escucho,
que no quiero entender, que ya no existen.
Anochece de pronto sobre el mundo
Y el mar viene a decirme que no cante.
Enmudezco… toda la vida guardaré silencio.
Y tú, mi niña del cabello verde,
volverás a espolear los hipocampos,
sepultarás mis sueños en la arena,
y en holocausto, dejarán tus manos
una estrella de mar sobre mi tumba.
Sergio Chapman Petitt